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Pensamientos del 2010
31 de diciembre del 2010
“Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo; que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor”.
Lucas 2:10-11
Alguien dijo en una ocasión: "A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante."
No sé si alguna vez te ha pasado, que la rutina de la vida te lleva a vivir un día, una semana, un mes, un año o quizás años, y parece que no pasa nada que realmente, “te quite el aliento y te deje como en estado de shock”. Por cierto, sabes lo que dice el diccionario que significa Shock: “Impresión intensa que, debido a un golpe o a una conmoción, altera profundamente el estado mental o los sentimientos de una persona”.
Yo creo que todos en algún momento, hemos disfrutado de algún evento que realmente nos ha quitado el aliento. Uno de esos maravillosos momentos que aún y espero que para siempre, se queden grabados en mi memoria, fue el nacimiento de mi hija. En ese momento en mí, se produjeron una gran cantidad de diferentes sensaciones y emociones, tales como llorar, reír, alabar a Dios, etc… Parece que toda mi vida se había centrado en ese instante.
Pero leyendo los versículos del encabezamiento, creo que el nacimiento del Señor Jesús fue uno de esos maravillosos momentos donde todo el Universo, estaba centrado en una pequeña ciudad llamada Belén.
¡Qué bueno es Dios! Él sabía que el ser humano estaba completamente perdido y viviendo sin esperanza. Dios sabía que el ser humano no necesitaba para superar su crisis, ni un político, ni un economista, ni un adivino… Dios sabía que el ser humano necesitaba un Salvador. Por eso decidió mandar a su Hijo, como un regalo muy especial para ti. Recíbelo hoy como tú Salvador.
Que Dios te bendiga.
Bruno González
Pensamientos de Semanas Anteriores
16 de diciembre del 2010
“No devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición”.
1 Pedro 3:9
Alguien dijo en una ocasión: "Lo que convierte la vida en una bendición no es hacer lo que nos gusta, sino que nos guste lo que hacemos."
No sé si has pensado alguna vez el tremendo poder que tiene la bendición. Quizás esto es algo de lo que pocas veces se habla, pero te aseguro que es algo que tiene tanto poder, que no solo es capaz de transformar tú vida, sino también de transformar a tú familia, e incluso voy más lejos, es capaz de cambiar nuestro mundo.
Seguramente habrás leído como yo, muchas veces ese pensamiento que dice lo siguiente: "Hazme un instrumento de paz. Donde hay odio… déjame sembrar amor. Donde hay injuria… perdón. Donde hay duda… fe. Donde hay desesperación… consuelo. Donde hay oscuridad… luz. Y donde hay tristeza… alegría.
Oh Señor, permite que… En lugar de ser consolado… pueda consolar. En lugar de ser entendido… pueda entender. En lugar de ser amado… pueda amar. Porque dando es como recibimos. Perdonando es como somos perdonados. Y solo muriendo en tú nombre… alcanzaremos la vida eterna.
Señor… Ponte delante de nosotros para guiarnos. Detrás de nosotros para empujarnos. Debajo de nosotros para sostenernos. Sobre nosotros para bendecirnos. Alrededor de nosotros para protegernos. Habita en nosotros, de manera que podamos servirte con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma y con toda nuestra mente. Para dar la Gloria debida a tu nombre!"
Que Dios te bendiga.
Bruno González
06 de diciembre del 2010
“Sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros”.
1 Pedro 3:15
Alguien dijo en una ocasión: "No se puede defender lo que no se ama, y no se puede amar lo que no se conoce."
Si eres amante de los deportes como yo lo soy, notarás que hay muchas personas que son auténticos "hinchas", de ese deporte. Ya sea el fútbol, el baloncesto, la fórmula 1, el tenis...
Sea cual sea el deporte favorito de estos "hinchas", muchos de ellos llevan su pasión hasta extremos increíbles. Son capaces de comprar toda la ropa de su equipo favorito, vestir sus habitaciones de los colores de su equipo, tatuarse su nombre en su cuerpo, y un largo etc...
Y si hablas con ellos, notarás que toda su conversación gira en torno a su deporte, o a su equipo favorito. Ya lo dice la Biblia en Mateo 12:34b: "... Porque de la abundancia del corazón habla la boca."
Imagínate ahora, que muchos de esos "hinchas", sean cristianos. Es más, espero que muchas de las personas que puedan estar leyendo este pensamiento, puedan ser cristianos. Crees tú, ¿que serán igual de "hinchas" de Cristo, que lo que lo son de su equipo favorito?. O crees tú, ¿que amarán igual o más al Señor, que lo que pueden amar a sus trabajos, equipos o familias?.
Es más, y dejemos ahora de hablar en tercera persona, y hablemos en primera persona. ¿Eres tú un "hincha" de Cristo?. Si así lo eres, lo cual sería mi oración y deseo para ti, ¿Te estás preparando para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que demande razón de la fe que hay en ti?.
Cuantas veces nos preparamos a nivel secular para poder llegar más lejos en nuestros trabajos y sueños aquí en la tierra. Pero cuantas veces nos olvidamos de tomar tiempo para prepararnos en las cosas espirituales.
¿Cuantos creyentes incluso de años, no son capaces de presentar un sencillo plan de salvación a sus compañeros de trabajo? ¿Cuántas veces sacamos tiempo para todo aquello que nos conviene, y para Dios, muchas veces ponemos la excusa que estamos cansados, no tenemos tiempo, tengo que trabajar más para pagar mis deudas...
Querido amigo lector, por tú bien, por el bien de tú familia y por el bien de esta sociedad, te animo e invito a que "santifiques a Dios en tu corazón". Te invito a que seas un auténtico "hincha" del Señor. Donde tú corazón, en vez de estar lleno de cosas pasajeras y sin sentido, pueda estar lleno de Dios y Su Palabra, para que puedas compartirlo con todas las personas que están a tu alrededor.
Proponte, levantar cada día la bandera de Cristo y del Evangelio.
Que Dios te bendiga.
Bruno González
30 de noviembre del 2010
“Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”.
Efesios 6:12
Una de mis películas favoritas es Gladiator de Russell Crowe. Normalmente no me gusta ver la misma película dos veces, solamente una vez. Ya que prefiero aprovechar el tiempo, si ya he visto esa película en hacer cualquier otra cosa. Pero lo cierto, es que Gladiator, la he visto no se ya cuantas veces, y nunca me canso de verla.
Una de sus tantas escenas maravillosas, ocurre cuando están en el circo romano, y realmente ellos no saben a que se van a enfrentar. El circo está completamente lleno de gente deseosa de ver una pelea, ya sea con otros guerreros o con leones, pero lo cierto, es que desean ver a estos nuevos esclavos en el circo romano, peleando contra cualquiera de esas bestias. En ese momento, Russell Crowe, que es uno de los esclavos que está en ese circo romano y no sabe contra que o quien tiene que pelear, le dice al resto de sus compañeros, una frase, que realmente me parece magistral.
Él dice: "No sabemos a que nos enfrentamos, pero es más fácil que sobrevivamos si peleamos juntos."
Guau!, sencillamente magistral. Cuanta razón tiene.
Imaginate ahora la vida cristiana, que sería de nosotros, si cada uno estamos enfrentando la guerra solos. Sin la ayuda de otros compañeros de batalla, sin la ayuda de una retaguardia de oración, sin el ánimo y apoyo de otros hermanos... Y sobre todo, sin la ayuda de nuestro Capitán. El Señor Jesucristo, que siempre va delante de nosotros.
Te puedes imaginar peleando nuestra batalla cristiana como auténticos llaneros solitarios, creo que tendríamos una derrota segura.
El apóstol Pablo, nos habla en este pasaje, que nuestra lucha, que ese combate mano a mano que tenemos, no es contra cualquier cosa. Es contra enemigos muy fuertes, grandes y poderosos. Pablo se está refiriendo a satanás y a todas sus huestes de ángeles caídos, que luchan con todas sus fuerzas por derrotar a los cristianos.
Por eso Pablo, nos anima en los versículos siguientes a vestirnos, no con cualquier armadura. Él nos anima a vestirnos con la Armadura de Dios, esa es la única que nos va a poder dar la victoria en medio de esta terrible batalla, que mantenemos contra las huestes espirituales de maldad.
Quiero desde estas sencillas letras, animarte a que te vistas con la Armadura de Dios, y a que busques buenos amigos, que también estén vestidos de esa Armadura de ellos, para que juntos puedas y podamos pelear esa terrible batalla.
Sabemos que aunque salgamos heridos y con muchos golpes, si estamos vestidos con la Armadura de Dios, tendremos la victoria segura. Él peleará por nosotros.
Que Dios te bendiga.
Bruno González
24 de noviembre del 2010
“Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien”.
Josué 1:8
Dijo en una ocasión el gran Groucho Marx: “La televisión es una fuente de cultura, cada vez que alguien la enciende me voy a la habitación de al lado a leer un libro.
Que agudeza la de este genio de la interpretación. Y que realidad lo que dice.
Hoy vivimos un tiempo, donde uno puede percibir, que lo que menos se hace es leer, y leer buenos libros. Y si hablamos de buenos libros, el libro por excelencia es La Santa Biblia.
En mis años sirviendo al Señor como pastor, una de las cosas que mayor frustación me a causado, y me causa en el ministerio, es notar como la Biblia en muchos cristianos es un libro que apenas se leé en los hogares. Normalmente se usa para leerla en la iglesia cuando el predicador lee algún pasaje bíblico. Otras veces, uno nota la poca importacia que la Biblia tiene en nuestras vidas, ya que si te fijas, vete a cualquier iglesia y has un recorrido por sus sillas un lunes, o cualquier otro día en la semana. Notarás, que muchas Biblias están allí, esperando que su dueño vuelva el siguiente domingo para que la vuelvan a usar.
Cuántas veces quizás habrás visto a un esposo preguntándole a la esposa, pero ¿no me trajistes la Biblia?... O a un hijo haciéndole la misma pregunta al padre o la madre...
No se si te parece exagerado o no lo que estoy diciendo. Y no se tampoco, cual es tu reacción al leer esto conmigo, pero espero y deseo que no te provoque ninguna sonrrisa.
Lamentablemente esta, es una terrible realidad de lo que está pasando en nuestros días, donde ya Dios y Su Palabra no tienen el valor ni la prioridad que deberían tener para nosotros. Y por favor, lee bien lo que ahora te voy a decir: "Así nos va, como nos va..."
Josué nos habla en el versículo del encabezamiento, que La Palabra de Dios debe estar siempre presente en todos los aspectos de nuestra vida, ya que haciendo eso tenemos la promesa de la bendición de Dios sobre nosotros.
A veces nos preguntamos ¿porqué no hay bendición en mi vida y mi familia?...
Te recomiendo que hagas del estudio de La Palabra de Dios un hábito para ti y los tuyos. Y nos dice su Palabra: "... Porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien."
Creo que a buen entendedor, pocas palabras bastan.
Que Dios te bendiga.
Bruno González
16 de noviembre del 2010
“Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno”.
Romanos 12:3
Me gustan mucho las fábulas, ya que tienen una enseñanza o moraleja muy interesante. Aquí les escribo una de Esopo, que dice lo siguiente: “Esta fabulilla, salga bien o mal, me ha ocurrido ahora por casualidad.
Cerca de unos prados que hay en mi lugar, pasaba un borrico por casualidad.
Una flauta en ellos halló, que un zagal se dejó olvidada por casualidad.
Acercase a olerla el dicho animal, y dio un resoplido por casualidad.
En la flauta el aire se hubo de colar, y sonó la flauta por casualidad.
“¡Oh!- dijo el borrico. ¡Qué bien sé tocar! ¡Y dirán que es mala la música asnal!”
Sin reglas del arte, borriquitos hay que una vez aciertan por casualidad.
No se que te parece a ti, pero a mí sinceramente me parece magistral está fábula. Ya que nos hace pensar a cada uno de nosotros, como está nuestra medida de orgullo. Y cuanto somos capaces de creernos de nosotros mismos.
El apóstol Pablo, nos dice en este versículo, que tengamos cuidado con la altivez, el orgullo y todas estas cosas, que nos pueden hacer creer más de lo que realmente somos.
Pablo está aquí introduciendo el tema de los dones, y es muy común, que cuando tenemos ciertos dones o habilidades, que nos creamos más que lo que realmente somos.
Pablo quiere que pensemos con cordura, y que recordemos que si somos alguien, o hemos conseguido algo en la vida, no es por nuestros méritos o fuerzas, sino que todo es por la Gracia de Dios.
Todos los que estamos leyendo esto, seguro que sabemos del peligro de dejar que la altivez de espíritu o el orgullo, puedan ser parte de nuestra vida. Pero bien es cierto, que algunas veces en nuestro foro interno, y aunque no se lo digamos a nadie, podemos caer en el pecado de creernos más de lo que somos. O también de creernos que lo que hemos conseguido, se lo debemos a nuestro esfuerzo y nuestra capacidad.
Si en algún momento vienen pensamientos de orgullo a tu mente, por favor, te animo a pensar en el borriquito de la fábula, para no caer en sus mismos errores.
Que Dios te bendiga.
Bruno González
9 de noviembre del 2010
“Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos”.
Hechos 17:30-31
Hay un dicho que dice: “A quien bien se le ofrece, y mal escoge; del mal que le venga que no se enoje”.
Estoy seguro que a todos nosotros nos gustaría escoger siempre lo mejor. Nos gustaría escoger el mejor coche, la mejor casa, la mejor esposa/o, la mejor comida… Todo dentro de nuestras posibilidades. Pero dentro de ellas, siempre lo mejor.
Si te ofrecieran un trabajo donde ganarás poco dinero y tuvieras que trabajar muchas horas; y a la vez, te ofrecieran otro trabajo, donde ganarás más dinero, tendrás más tiempo para ti y la familia y con posibilidades de seguir creciendo: ¿Qué trabajo elegirías? Creo que la respuesta es obvia, así que mejor, seguimos...
Pues mira, dentro de todas las decisiones que una persona tiene que tomar en la vida, es estos versículos del encabezamiento, Dios manda, pide, ruega, a todo ser humano, que tome la mejor decisión posible, tanto para su vida, como para su familia. Y esa decisión es simplemente: ARREPENTIRSE.
Ahora bien, muchas personas se preguntarán: ¿Arrepentirme de qué o para qué? Ya que yo soy un buen hombre, una buena mujer, un buen hijo, un buen padre… Trabajo, me preocupo por la sociedad, mi familia, ayudo a obras benéficas,...
¿De qué tengo que arrepentirme? Esta bien, te lo diré.
Hay algo que se llaman las normas, estatutos u ordenanzas de Dios. Y Dios que es el soberano de todo lo creado, manda, como nos dice en estos versículos, a todo hombre en todo lugar que se arrepientan. Es decir, que reconozcan que son pecadores y que solamente la Gracia y el Regalo de Dios, mandando a Su Hijo Jesucristo al mundo, es lo que nos puede librar de la ira y del juicio de Dios.
Por favor, querido amigo lector, si aún hoy, tú no le has pedido a Dios que venga a tu vida y corazón, para que te salve de tus pecados, por favor, hazlo ahora mismo, y habrás tomado la mejor decisión de tu vida.
Recuerda: A quien bien se le ofrece y mal escoge, del mal que le venga que no se enoje.
Que Dios te bendiga.
Bruno González
1 de noviembre del 2010
“Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos”.
Deuteronomio 6:6-9
Quizás habrás oido como yo, muchas veces esa expresión que dice: “Es una cuestión de vida o muerte”.
Pués sí, el pensamiento que traemos hoy, es una cuestión de vida o muerte. Y dejame explicarte el porque.
Hoy más que nunca, vivimos en una generación donde los valores éticos y morales de nuestra sociedad, están completamente deteriorados, ensuciados, devaluados, etc..
Y si crees que estoy exagerando, piensa un poco, en quién marca las modas y tendencias a los jóvenes. La mayoría de ellos son personas, que no tienen ninguna moralidad cristiana, muchos son homosexuales, lesbianas, etc.. Ahora piensa en los “ídolos” de nuestro mundo y de muchos jóvenes. Son actores, actrices, cantantes, deportistas de élite...
¿Qué enseñan la mayoría de ellos a nuestra sociedad?. Enseñan a cerca del amor libre, muchos de ellos creen que el matrimonio está anticuado, puedes estar casado y mantener relaciones sexuales con quien tú quieras, no importa si tus hijos son criados por 2 papás o dos mamás. Desde muchos gobiernos se nos enseñan que nuestros jóvenes pueden mantener relaciones sexuales incluso siendo niños y adolescentes, y luego les pueden dar una píldora del día después para que aborten si quieren, y sus padres no tendrían ni que saber nada de ello… Mejor no seguir, porque si solamente pienso en esto me pongo enfermo, y espero que tú también te sientas mal al leerlo conmigo.
Es por esa razón, que lo que hablamos es una cuestión de vida o muerte. Es una cuestión de enseñarles a nuestros hijos y futuras generaciones, valores auténticamente cristianos. Enseñarles la Palabra de Dios, enseñarles a vivir una vida de santidad, donde puedan mantenerse puros y virgenes hasta el matrimonio. Enseñarles los mandamientos y las ordenanzas dadas por Dios...
Ahora bien, para enseñar esto, primero cada uno de nosotros los padres, debemos vivirlo.
Querido amigo lector, quiero animarte desde aquí a que hagas un compromiso (pacto con Dios), de dedicarte a enseñar todas las verdades bíblicas a tus hijos. Recuerda: Es una cuestión de vida o muerte.
Que Dios te bendiga.
Bruno González
27 de octubre del 2010
“De todo lo que se vende en la carnicería, comed, sin preguntar nada por motivos de conciencia; porque del Señor es la tierra y su plenitud… Y si yo con agradecimiento participo, ¿por qué he de ser censurado por aquello de que doy gracias? Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios”.
1 Corintios 10:25-31
Benjamin Franklin dijo en una ocasión: “Donde mora la libertad, allí está mi patria”.
Hoy quisiera centrarme en algunos versículos de la Biblia que nos hablan de la verdadera libertad, que nos puede hacer libres.
Hay tantos cristianos en nuestros días que viven esclavizados, aún teniendo a Jesús en el corazón como Señor y Salvador. Son esos cristianos que viven esclavizados a pecados pasados, a heridas que no han sido curadas, a personas o iglesias que les tienen esclavizados a muchas normas y leyes estrictas que apenas les dejan respirar. Al fin y al cabo, a otras personas que han decidido vivir amargados, y que son auténticos robadores de la libertad que ahora tenemos en Cristo.
Por favor, mi amigo en Cristo, quiero animarte y pedirte encarecidamente que seas libre en Cristo. Y si personas te animan a vivir esclavizado a sus leyes estrictas, piensa en alguno de estos pasajes bíblicos, y vive pensando en lo que ahora eres en Cristo.
1. “Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres”. (Gálatas 5:1).
2. “Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado”. (Romanos 6:7).
3. “Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte”. (Romanos 8:2).
4. “¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con Él todas las cosas?” (Romanos 8:31-32).
5. “Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:32).
6. “Así que si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres” (Juan 8:36).
Mi hermano querido, podría seguir y seguir con textos bíblicos que nos animan a vivir esa libertad en Cristo. Así que te animo, a que disfrutes de la vida de libertad que Dios nos ha dado ahora a cada uno de nosotros.
Que Dios te bendiga.
Bruno González
21 de octubre del 2010
“Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse”.
Romanos 8:18
Alguien dijo en una ocasión: “El más terrible de todos los sentimientos, es el sentimiento de tener la esperanza muerta”.
Simplemente con mirar algún noticiero, puedes darte cuenta de cuanta gente vive sin esperanza. El vivir sin esperanza, no tiene nada que ver, con cuan grande pueda ser la cuenta bancaria de cualquier persona. Desde personas que viven en la mayor miseria física, económica, social, etc. Hasta las personas que viven con una cuenta bancaria que acumula muchos ceros a la derecha, podemos notar y ver, como sus esperanzas y sueños se han muerto.
Usando esa típica frase, que se pone en las lápidas de las personas, podríamos decir de muchos: D.E.P.S.E.
Quizás te preguntarás que significa eso. Pues muy fácil. Normalmente en las lápidas de las personas, se suele poner: D.E.P.= Descanse en Paz.
Pero en nuestro caso concreto, podríamos añadirle estas 2 letras al final. Y sería algo así como: D.E.P.S.E.= Descanse en Paz su esperanza.
Ya sea por los problemas, aflicciones, deudas, etc. La mayor parte de las personas, que no tienen a Jesús en el corazón, viven sin esperanza. Los días van pasando en su vida, uno detrás del otro. Pero se han olvidado de vivir esperando lo más grande que a cualquiera de nosotros podría pasarnos. Y no es otra cosa, que poder disfrutar en un futuro de la gloria venidera que tenemos en Cristo Jesús. Esa gloria venidera, donde toda persona, que ha puesto su fe en Jesucristo, disfrutará de las ricas bendiciones que tendrán en el cielo. Junto a la presencia del Señor.
Pero yo hoy, quiero animarte, a que no solo vivas pensando en esa esperanza del futuro. Sino que también ahora mismo, puedas estar disfrutando de esa esperanza.
Quiero animarte a que ejercites más esos músculos que tenemos en nuestra cara, para que no se atrofien y puedas sonreír más. Disfrutar más de aquello sano que a ti te gusta. Disfrutar con la familia y amigos, etc. Ya que los problemas y dificultades del tiempo presente, no podemos cambiarlos, lo que nosotros si podemos cambiar es nuestra actitud frente a ellos.
Así que mi deseo para ti en este día, es que incluso en este tiempo presente, puedas vivir con esa esperanza que nos aguarda un día en el futuro .
Que Dios te bendiga.
Bruno González
12 de octubre del 2010
“Porque Esdras había preparado su corazón para inquirir la ley de Jehová y para cumplirla, y para enseñar en Israel sus estatutos y decretos”.
Esdras 7:10
Alguien dijo en una ocasión: “Haz lo que yo te diga, pero nunca hagas lo que yo hago”.
Cuantas veces a lo largo de nuestra vida, hemos podido ver personas que son capaces de decir muchas cosas. Algunas de ellas, incluso interesantes, y algunas otras, hasta dignas de imitar. Pero, cuantas veces, habremos podido ver, que luego esas personas, hacen completamente lo contrario a lo que están enseñando. Ya sean políticos, deportistas, cantantes…, e incluso me atrevo a ir más lejos… Ya sean padres cristianos, predicadores, misioneros, pastores, etc.
Cuantas veces, quizás desde los escenarios, púlpitos o cualquier otro lugar, se pueden decir tantas cosas bonitas y dignas, pero luego esos comunicadores no son capaces de vivirlo.
Hoy día, y cuando uno ya se está haciendo mayor y no tiene que vivir para alagar el oído de nadie. Uno puede decir, que eso tiene un nombre específico. Se llama, hipocresía. Y según el diccionario, esta palabra significa: “Fingimiento de cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente se tienen o experimentan”.
¿Cuántas veces se finge una vida espiritual sana? ¿Cuántas veces se finge ser un buen modelo de padre, esposo/a, hijo/a, pastor, cristiano/a, etc?
¿Crees que eso es sano?. Si eres honesto contigo mismo, sabes y sabemos que eso no es sano.
Me encanta el ejemplo de Esdras. Ya que en este versículo del encabezamiento, vemos a un hombre, que no solo enseñaba la Palabra de Dios, sino que también dedicaba tiempo en inquirir en ella.
Su modelo para mí, es sencillamente extraordinario. Ya que había preparado su corazón para inquirir, cumplir y enseñar la Palabra de Dios.
Creo querido amigo lector, que este es un buen ejemplo, de lo que debe ser cada una de nuestras vidas, en nuestro caminar diario. En cualquier cosa que tengamos que hacer; ya sea trabajar, estudiar, enseñar a otros, criar, etc. Es nuestra responsabilidad que primero, podamos vivir aquello que deseamos transmitir.
Que ¿cuesta horrores?. Lo sé. Pero con la ayuda de Dios, podemos ser auténticos ejemplos y modelos para nuestra sociedad.
Que Dios te bendiga.
Bruno González
05 de octubre del 2010
“El principio de la sabiduría es el temor al Señor”.
Proverbios 1:7a
1. Dios no elige personas capacitadas. Él capacita a los elegidos.
2. Uno con Dios es mayoría.
3. Si quieres estar desanimado mírate, si quieres estar decepcionado mira a los hombres, pero si quieres ser salvo mira a Jesús.
4. Vale mucho más una puerta cerrada por Dios que una abierta por el diablo.
5. ¿Quieres ayudar? Entonces involúcrate con quien necesita ayuda. ¿Quieres marcar la diferencia? Sé diferente. ¿Quieres ser usado por Dios? Ponte a su disposición.
6. Nunca pongas un punto de interrogación, donde Dios ya puso un punto final.
7. Debemos orar siempre, no hasta que Dios nos escuche, sino hasta que podamos oír a Dios.
8. Dios no habla con personas apresuradas y sin tiempo.
9. Con Jesús, jamás una desgracia será la última noticia.
10. Moisés gastó 40 años pensando que era alguien, 40 años aprendiendo que no era nadie y 40 años descubriendo lo que Dios puede hacer con un DON NADIE.
11. Sólo tendré todo de Dios, cuando El tenga todo de mí.
12. Solamente soy un detalle, pero con Jesús, marco la diferencia.
13. La fe se ríe de las imposibilidades.
14. La fe no nace con una cantidad de hechos que una persona escucha acerca de Dios. Hay personas que se convierten con un folleto solamente, mientras otras irán al infierno conociendo la Biblia entera.
15. Nada está fuera del alcance de la oración, excepto lo que está fuera de la voluntad de Dios.
16. Perdonar es la mejor manera de vengarse.
17. La tristeza mira hacia atrás, la preocupación mira alrededor, la fe mira hacia arriba.
18. El tiempo es de lejos más valioso que el dinero, porque el tiempo es INSUSTITUIBLE.
19. No temas la presión, recuerda que ella transforma el carbón en diamante.
20. La Biblia nos fue dada para darnos conocimiento y cambiar nuestra vida.
21. Lo más importante no es encontrar la persona correcta, y sí ser la persona correcta.
22. No confundas la voluntad de Dios, con el permiso de Dios, no todo lo que ocurre es de su voluntad, pero nada ocurre sin su permiso..
Que Dios te bendiga.
Bruno González
27 de septiembre del 2010
“Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”.
Lucas 23:34ª
Alguien dijo en una ocasión: “El perdón es la venganza de los buenos”.
En mis años como pastor, una de las grandes cosas que he podido notar, porque muchos cristianos no disfrutan al cien por cien de la vida cristiana, es simplemente, “por la falta de perdón”.
Quiero en este pensamiento, simplemente darte algunas precisas, que podrán ayudarte a vivir una vida, sin albergar raíces de amargura y falta de perdón en tu corazón.
1. El perdón es una elección, una decisión de tu voluntad. Tú no puedes hacer volver el reloj y cambiar el pasado, pero puedes liberarte de el. Puedes detener el dolor, pero hay una sola manera de hacerlo, perdonar.
2. Perdona a otros por amor a ti mismo, para que puedas estar libre. El perdón es principalmente un asunto de obediencia a Dios. Dios quiere librarte; no hay otro camino.
3. Perdonar es aceptar vivir con las consecuencias del pecado de la otra persona. Vas a vivir con esas consecuencias te guste o no, de modo que la única decisión que tienes para hacer, es hacerlo esclavizado a la amargura o en la libertad del perdón.
4. No esperes que la otra persona te pida perdón. Aún cuando se estaban burlando de Jesús en la crucifixión, simplemente el dijo: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”.
5. Perdona de corazón. Con frecuencia tenemos miedo al dolor, así que sepultamos las emociones en lo más profundo de nuestro interior. Deja que Dios las saque a la superficie para que Él comience a sanar esas emociones perjudicadas.
6. Perdonar es decidir no volver a levantar nunca más, el pecado de alguien en su contra. No uses los pecados pasados y perdonados ya, para volver a traerlos en una disputa. Rechaza todo pensamiento de venganza. La venganza es del Señor.
7. No esperes hasta que tengas deseos de perdonar. Nunca los tendrás. Si perdonas, tú serás liberado de inmediato. Perdonar no es un sentimiento, es una decisión.
Y quiero ahora dejarte con una frase, que ha sido de mucha bendición para mi vida. Simplemente dice: “Perdonar es decidir disfrutar de la vida”.
Que Dios te bendiga.
Bruno González
22 de septiembre del 2010
“Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios”.
Efesios 2:19
Alguien dijo en una ocasión: “Los apellidos ilustres, en vez de enaltecer, rebajan a quienes no saben llevarlos”.
Siempre ha habido en prácticamente todos los países, ciudades, pueblos y aldeas, apellidos ilustres, que de una u otra forma han marcado esa comunidad. Por ejemplo, yo vengo de un país, donde aún existe la monarquía, como en otros países también la tienen. Y en esta monarquía, siempre fueron ilustres, apellidos tales como los Borbones, los Austrias, etc. Así que, si escuchas esos apellidos, sabes que vienen de una dinastía de príncipes y reyes.
El versículo que hoy hemos usado de encabezamiento, nos habla a los cristianos, de quienes somos ahora en Cristo.
Este versículo nos dice que en nuestro pasaporte o identificación personal, ya no somos ni extranjeros, ni forasteros. Sino que ahora tenemos una ciudadanía, que es la mejor que cualquier persona desearía tener. Hemos pasado a ser, nada más y nada menos, que ciudadanos del reino de los cielos, (donde Dios es el rey), y miembros de Su familia. O sea, somos ahora hijos de Dios. Por lo tanto, si Dios es nuestro padre, y el rey de ese reino, nosotros somos sus príncipes y princesas, que tenemos que caminar por este mundo, dejando muy en alto el apellido que ahora tenemos.
Ese apellido, no es otro que, “hijos de Dios”. ¡Guau!. ¡Qué honor! Y ¡Qué responsabilidad! Poder movernos por este mundo, llevando el apellido más ilustre que jamás nadie pueda tener.
Pero como nos decía esa frase del comienzo, hay cristianos, que en vez de dignificar ese nuevo apellido ilustre, que ahora tienen, lo pueden ensuciar viviendo una vida que no agrada a Dios.
Querido amigo lector, si ya tienes ese nuevo apellido de “hijo de Dios”, quiero animarte desde estas sencillas letras, a que vivas tu vida de una manera tal, que puedas dignificar ese apellido nuevo que ahora tienes. Y si aún no eres un “hijo de Dios”, ya que aún no le has entregado tu vida al Rey de Reyes y Señor de Señores, yo quiero animarte, que ahí mismo y en este preciso momento, levantes tus ojos al cielo, y le pidas a Dios que sea tú Señor y salvador. Para que así puedas apropiarte de ese apellido ilustre, y puedas vivir sabiendo que perteneces a la dinastía más especial de personas. Que son aquellas que somos “los hijos de Dios”.
Que Dios te bendiga.
Bruno González
13 de septiembre del 2010
“Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día”.
2 Corintios 4:16
Alguien dijo en una ocasión: “Envejecer es como escalar una gran montaña, mientras se sube, las fuerzas disminuyen, pero la mirada es más libre, y la vista es más amplia y serena”.
Por los años de ministerio que el Señor me permite servirle en su obra, uno tiene el honor y placer de tratar con mucha gente. Y uno a lo largo de los años, ha conocido y conoce personas, que por ejemplo, son jóvenes de edad, pero muy viejos en el corazón. Y otras personas que son, ancianos de años, pero tremendamente jóvenes en el corazón y la mente. Y uno se da cuenta que es simplemente una cuestión de actitudes y prioridades.
Cuando van pasando los años, y hablando con personas que me duplican la edad, uno va aprendiendo y se va dando cuenta, que quizás ya las cremas que, “llaman milagrosas”, y pueden rejuvenecer a las personas en su exterior, con el tiempo ya no funcionan. Por muy buenas que sean, no funcionan. La piel se va estirando, las fuerzas van menguando, pero el corazón se puede ir rejuveneciendo.
El apóstol Pablo, nos dice en este versículo del encabezamiento, que aunque “la chapa exterior”, se pueda ir desgastando a consecuencia del propio devenir de los años, de las circunstancias de la vida, de las propias pruebas o tribulaciones por las que tenemos que pasar cada uno de nosotros, el interior se tiene que ir renovando.
Que bonito sería, querido amigo lector, que hoy mismo, seas joven o anciano de años, que pudieras aprovechar este día, para hacer alguna de esas cosas, que realmente te hacen sentir bien. Quizás disfruta de una buena taza de café o cena con amigos. Date un paseo con la familia. Disfruta de algún deporte que te guste, o simplemente, date un respiro, túmbate en el sofá de tu casa y disfruta de un momento tranquilo.
Piensa que envejecer exteriormente no es una opción, es obligatorio. Pero aún cuando uno se vaya arrugando exteriormente, puede disfrutar de una paz interior, que nadie podrá quitarte.
Personalmente me gustan muchas cosas modernas. Pero también disfruto mucho, viendo antigüedades y disfrutando de todas esas cosas que a uno le hacen sentirse cada día más joven interiormente.
Haz que tu mirada sea cada vez más libre, tu vista más amplia y mucho más serena.
Envejecer es obligatorio, madurar es opcional.
Que Dios te bendiga.
Bruno González
05 de septiembre del 2010
“Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora”.
Mateo 15:28
Alguien dijo en una ocasión que: “Soñar es muy bonito, y se puede hacer sentado”.
No se si alguna vez has soñado, que alguna persona llegara a ti, te diera un cheque en blanco y te dijera: “Pon la cantidad que quieras y te será dado”. Soñar es gratis, y como dice esa frase del encabezamiento, se puede hacer sentado. Incluso, cuando estas leyendo estas palabras, puedes tomar un tiempo y soñar, soñar, soñar. Pero seguro, que después de tanto soñar, te tendrás que despertar del sueño, y volver a la cruda realidad del día a día. ¡Lo siento, pero tenemos que despertarnos del sueño!. Podríamos decir, que fue bonito mientras duró.
Ahora bien, leyendo la Biblia, encuentro una historia fascinante, donde Jesús le da un cheque en blando a una mujer, para que ella pueda poner la cantidad que quiera en ese cheque.
Te pongo en antecedentes de la historia que se encuentra en Mateo 15:21-28. Jesús ahora sale de Galilea y se va a las ciudades de Tiro y de Sidón, para predicarles a los judíos que viven allí. Estas 2 ciudades estaban llenas de gentiles, pero la intención de Jesús era predicarles a los judíos. Y en ese momento viene a Jesús una mujer gentil, con una petición al Señor, y esta es: “Ten misericordia de mí, mi hija está gravemente atormentada por un demonio”.
Es sorprendente como el Señor le contesta a esta mujer, diciéndole, que él fue enviado “a las ovejas perdidas de Israel”. Pero esta mujer sigue insistiendo y ahora se postra ante el Señor, y le dice: “Señor, socórreme”. Y el Señor vuelve a insistir, que no “se debe tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos”. En clara referencia, a que primero eran los hijos de Israel. Pero esta mujer vuelve a insistir diciendo: “Sí, Señor. Pero aún los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos”.
Y ahora el Señor al ver la fe de esta mujer, y es que el Señor sabe todo de antemano, hace algo maravilloso, y es que le da un cheque en blanco, para que esta mujer ponga lo que quiere. Jesús le dice, y este es el cheque: “Grande es tu fe; Hágase contigo como quieres.” Y nos dice su Palabra, que al momento, su hija fue sanada en aquella hora. Esta mujer puso en el cheque en blando, la sanación de su hija.
¿Qué cosas nobles pondrías tú en ese cheque en blanco si Jesús te diera uno.? Quiero animarte a que persigas ese cheque en blanco del Señor.
Que Dios te bendiga.
Bruno González
28 de agosto del 2010
“Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado. Confiad en el Señor perpetuamente, porque en el Señor está la fortaleza de los siglos”.
Isaías 26:3-4
En una ocasión se estaba haciendo un certamen de pintura. Y el director de este certamen había invitado a 20 de los mejores pintores de la época, y le había pedido a cada uno de ellos que dibujara la paz. Luego después de un tiempo, llegó el momento de exponer esos cuadros, para que todos pudieran disfrutarlos, y tomar una decisión sobre cual sería el cuadro ganador. Cada uno de estos pintores, representaron la paz, como ellos mejor entendían. Uno la representó, pintando unas manos abiertas y una paloma volando. Otro la representó, pintando un mar en calma, una barca al fondo y un hombre durmiendo una siesta con un sombrero que tapaba su cara. Y cada uno de los otros la representó de otra manera placentera. Pero ninguno de esos cuadros, fueron los ganadores. El cuadro ganador, era un cuadro, en el cual se veía una fuerte tormenta, lluvia, rayos, etc., y también se veía una cascada, y junto a la cascada en un árbol, un pajarito durmiendo placidamente. Ese fue el cuadro ganador.
Hoy en día, creo que se entiende muy mal, lo que realmente significa la paz verdadera. Para muchas personas, la paz es simplemente calma, sosiego, ausencia de guerra, etc.
¿Es eso una realidad hoy día en el mundo donde nos toca vivir?. Si hicieras una encuesta y les preguntaras a las personas que viven, por ejemplo, en tu vecindario, si realmente sienten paz interior en sus corazones, ¿cuál crees que sería su respuesta?... Yo creo que si eres honesto contigo mismo, sabrás que un porcentaje altísimo de ellos, te dirían que realmente ellos no tienen esa paz verdadera.
Ahora déjame ir un poco más lejos y preguntarte a ti personalmente; ¿Tú tienes la paz verdadera?... Piensa por un momento.
Nos dice el versículo del encabezamiento, que “Dios guardará en perfecta paz, a aquel que su pensamiento persevera en Dios”. Literalmente, perfecta paz, ahí significa, “paz, paz”. Y eso quiere decirnos, que si realmente tu pensamiento está en Dios, es como se puede conseguir esa “paz, paz o perfecta paz”. Y es que el enfoque perfecto nos da la paz perfecta.
Así que desde aquí, quiero animarte a que tu enfoque no esté en ti mismo, ni en las circunstancias, ni en cualquier otra cosa que pueda desviarte del enfoque perfecto. Sino que tu enfoque pueda estar en Dios, que te da la paz perfecta.
Que Dios te bendiga.
Bruno González
6 de agosto del 2010
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, más tenga vida eterna”.
Juan 3:16
¡Eso sí que es amor!.
Os escribo una historia que leí hace tiempo y me gustó. Dice así la historia: “Un padre con su hijo, y un amigo de su hijo, navegaban en una pequeña barca cerca de las costas del Océano Pacífico. De repente, se levantó una fuerte tormenta y no tuvieron tiempo para regresar a tierra. Tan fuerte era el oleaje que el padre no pudo mantener la embarcación a flote a pesar de su experiencia. La pequeña embarcación se volcó, arrojando a los tres al mar embravecido”.
El anciano hizo una pausa y en ese instante miró a los ojos a dos jóvenes de la congregación. Hasta el momento, los dos jóvenes no habían mostrado ningún interés en el culto, pero ahora empezaron a prestar atención y mostrar cierto interés en la historia que el anciano esta contando.
“El padre agarró una cuerda salvavidas que estaba atada al barco volcado. Pero, entonces se enfrentó con la decisión más difícil que jamás había enfrentado. ¿A cuál de los dos muchachos debiera tirar la cuerda? No había tiempo para contemplar la decisión que tendría que tomar.
Estos atletas, sacrifican muchísimas cosas en su vida, por apuntar a una meta concreta. Poder correr y si fuera posible ganar una medalla olímpica.
“El padre sabía que su hijo era creyente, que le había entregado su vida a Dios y que estaba en paz con Él. Sabía que el amigo de su hijo, en cambio, no estaba bien con Dios. Él no estaba preparado para morir. El padre luchó por un instante en agonía por la decisión que tenía que tomar. Esa lucha que se desató en su interior era aún más feroz que la fuerza de las aguas”.
“El padre lanzó un grito: Hijo, te amo mucho, y en seguida le arrojó la cuerda al amigo de su hijo. El muchacho agarró la cuerda y el padre lo haló hasta la embarcación volcada, y lo salvó de las aguas embravecidas del mar. Ya para ese entonces, sin embargo, su propio hijo había desaparecido en las aguas del mar. Nunca recuperaron el cuerpo.” Los dos jóvenes ahora presentaban toda su atención a lo que el anciano decía. “El padre sabía que su hijo, pasaría a la presencia de Dios por toda la eternidad. A la vez, no soportaba la idea de que el otro joven muriera sin Jesús. Por eso ese padre sacrificó a su propio hijo para salvarle la vida al otro muchacho. ¡Cuán grande es el amor de Dios, puesto que él ha hecho lo mismo por nosotros!.
Con estas palabras, el anciano terminó su discurso y se sentó. El silencio reinaba en toda la sala. Después del culto, los dos jóvenes se acercaron al anciano.
La historia que contó fue muy bonita - le dijo uno de ellos respetuosamente-. Pero no es realista pensar que un padre podría sacrificar a su propio hijo con la esperanza de que otro joven terminara siendo cristiano.
Usted tiene mucha razón, amigo - respondió el anciano un tanto pensativo, mientras fijaba la vista en su Biblia desgastada. Luego, miró de nuevo el rostro de los jóvenes mientras una gran sonrisa se dibujaba en su rostro. - Usted tiene toda la razón. En realidad, de parte de un papá no sería realista hacer eso, ¿verdad que no? Pero, yo estoy aquí para decirles que esa historia me ayuda a comprender un poquito lo difícil que tuvo que haber sido para Dios entregar a su propio Hijo por mí. Déjenme decirles que… YO ERA EL AMIGO DEL HIJO.
Dios te ama tanto, que estuvo dispuesto a jugársela por ti. ¿Estarías tú dispuesto/a a jugártela por Dios?. Piensa en esto.
Que Dios te bendiga.
Bruno González
31 de julio del 2010
“Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de Él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios”.
Hebreos 12:1-2
Alguien dijo en una ocasión: “Apúntale a nada y seguramente acertarás. Apúntale a una meta específica y, aunque no la logres, tendrás la oportunidad de estar mucho más cerca que si nunca le hubieras apuntado.”.
Párate por un momento y piensa: ¿Cuáles son aquellas cosas o metas a las cuales les estás apuntando? ¿Detrás de que cosas estás corriendo? ¿Cuáles son tus objetivos o prioridades en esta vida? Por favor, tómate tu tiempo para que lo pienses, y luego sigue leyendo .
No se a ti, pero personalmente me gusta mucho el deporte. Prácticamente todos los deportes, menos aquellos que tienen que ver con la violencia. Me encanta ver un mundial de futbol, me gusta disfrutar de unas buenas olimpiadas, etc. Claro esta, por TV, ya que los precios para verlo en directo son, la mayoría de las veces prohibidos.
Y disfruto mucho, pudiendo ver una gran carrera de atletismo. Ver como los corredores sufren, casi hasta la extenuación por poder llegar a la meta. Y si aún tienen la posibilidad de ser primeros, mucho mejor.
Estos atletas, sacrifican muchísimas cosas en su vida, por apuntar a una meta concreta. Poder correr y si fuera posible ganar una medalla olímpica.
El texto del encabezamiento, nos habla de una carrera muy especial. Y es la carrera de la vida. Quiero ponerte un ejemplo de estos versículos: Imagínate por un momento, que estamos en un estadio corriendo, cada uno de nosotros una carrera muy importante. El estadio está lleno, y los espectadores son todas esas personas mencionadas en el capítulo 11. Ellos han sido los héroes de la fe, que ya corrieron su carrera. Y ahora mismo, están en las gradas, viéndonos correr a nosotros. Tú y yo, somos los que tenemos que correr la carrera de la vida en nuestro tiempo. Y ¿cómo correr esta nuestra carrera ahora?. El texto nos dice que: “PUESTOS LOS OJOS EN JESÚS”.
Si tú y yo, decidimos correr esta carrera, puestos los ojos en Jesús, te aseguro, que la victoria la tendremos segura. Quizás llegaremos agotados y con heridas al final. Pero habremos corrido bien y disfrutaremos de haberle apuntado a la mejor meta posible.
Que Dios te bendiga.
Bruno González
7 de julio del 2010
“He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado”.
Daniel 3:16-17
El gran reformador, Martín Lutero, dijo en una ocasión: “Si la carne se queja y clama, como Cristo clamó y fue débil; el espíritu, no obstante está dispuesto, y con suspiros inefables exclama: Abba Padre, eres tú; tu vara es dura, pero sigues siendo mi Padre”.
Vivimos en un mundo, donde ponemos condiciones para todo. Si vamos a comenzar en un trabajo, necesitamos saber primero las condiciones. ¿Cuanto nos van a pagar, cuales son mis derechos?, etc.. Si vamos a comprar una casa, un coche, cualquier electrodoméstico, etc., queremos saber las condiciones.
Y lo más lamentable de todo, como el mundo gira de esta forma, creemos que a Dios también tenemos que ponerle condiciones.
Cuantas veces quizás le habremos dicho a Dios: Señor, si tú me das un buen trabajo, entonces yo iré más a las reuniones y me comprometeré más contigo. Señor, si tu sanas esta enfermedad en mi familia, entonces yo te prometo que… Señor, si no sufriera tanto por predicar tu Palabra, entonces yo te prometo que...
Y queremos tener un Dios condicionado. Podríamos decir, como “un Dios a la carta”. Imagínate por un momento, que vas a un restaurante a comer, y el camarero te pone delante la carta. Tú miras y luego decides que quieres comer. Dependiendo de tus gustos y también del presupuesto que puedas gastar.
Pues a veces con Dios hacemos lo mismo. Le decimos: Señor, si tú haces esto, entonces, yo haré esto otro.
Me maravilla la actitud de los tres amigos de Daniel. Ellos estaban pasando por una terrible prueba, tanto es así, que podían perder sus vidas. Pues a sabiendas de todo esto, ellos le dicen al rey, que el Gran Creador del Universo, podría salvarles en ese momento de la muerte, pero que si decide no hacerlo, aún así, ellos van a seguir confiando en Dios.
Hoy quiero animarte, al oír y leer de estas historias maravillosas que encontramos en el Libro de los libros, La Palabra de Dios, que aún a pesar de las circunstancias por las que puedas estar pasando, confíes y no le pongas condiciones a Dios para seguir amándole. Simplemente ámale, porque Él te amó primero y se entregó completamente por ti.
Que Dios te bendiga.
Bruno González
30 de junio del 2010
“Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse”.
Daniel 1:8
Alguien dijo en una ocasión: “Para vivir el hombre debe actuar; para actuar, debe tomar decisiones; para tomar decisiones, debe definir un código de valores; para definir un código de valores, debe saber que es y donde está”.
Decisiones, decisiones, decisiones. Desde que nos levantamos en la mañana, y hasta que nuestros ojos se cierran en la noche, tenemos que estar continuamente tomando decisiones. Algunas más trascendentes que otras, pero al fin y al cabo, son decisiones. Algunas de esas decisiones, quizás no tan trascendentes, son por ejemplo: ¿Qué comeré hoy? ¿qué ropa me pondré? etc.. Bueno, quizás para algunos esas sean decisiones importantes. Pero cuando nos vamos haciendo mayores, nos damos cuenta, que hay otras decisiones realmente más importantes. Como por ejemplo; ¿A qué dedicaré mi vida? ¿Qué estudiaré? ¿Me casaré, y si lo hago, con quién me casaré?...
Daniel tuvo que tomar una decisión trascendental en su vida, cuando tan solo tenía unos 15 años. Y era, ya que había sido llevado como esclavo, desde su país, a un país extraño, era decidir abandonar los valores cristianos, éticos, morales, que había recibido en su tierra natal. En la que le enseñaron a amar a Dios sobre todas las cosas, o decidir, adoptar los valores paganos de sus nuevos jefes.
Bueno, uno piensa hoy día en Daniel, y en sus 15 años. Y mira nuestra sociedad, y como actúan los adolescentes a esa edad, y poco menos que uno se pondría a llorar. Ya que pensaríamos que a los 15 años, todavía una persona no está lo suficientemente formada, para tomar decisiones tan importantes.
Pero creo que si Daniel pudo mantenerse firme, con sus valores cristianos, aún viviendo en un país pagano y sin la protección de sus padres y seres queridos, nosotros también podemos.
Daniel fue una de esas personas que decidió transformar un problema, en una oportunidad, para brillar para Dios, en medio de una sociedad pagada.
Querido amigo lector, tengas la edad que tengas, y pases por las circunstancias que pases, quiero animarte a que no te contamines con lo que este mundo nos ofrece. Sino, sé una luz donde puedas brillar para Dios, como lo hizo Daniel, en medio de un mundo pagano.
Que Dios te bendiga.
Bruno González
24 de junio del 2010
“Dame, pues, ahora este monte, del cual habló Jehová aquel día; porque tú oíste en aquel día que los anaceos están allí, y que hay ciudades grandes y fortificadas. Quizá Jehová estará conmigo, y los echaré, como Jehová ha dicho”.
Josué 14:12
Alguien dijo en una ocasión: “Que la derrota no es fracaso, a no ser que dejes de seguir intentándolo”.
La Biblia, la Palabra de Dios, es el libro por excelencia. Es un libro retador, animador, motivador...
En él encontramos historias emocionantes. Una de esas historias alentadoras, para todas aquellas personas, tengan la edad que tengan, es la historia de Caleb. Él fue un de los 12 espías que fueron a inspeccionar la tierra que Dios le había prometido a la nación de Israel. Y junto con Josué, fueron los únicos, que trajeron informes favorables.
Caleb tenía 40 años, cuando fue a inspeccionar esa tierra, y Dios le había prometido que le daría la tierra que pisara sus pies.
Imaginaros, Caleb ahora tiene la friolera de 85 años, ya han pasado 45 años, desde aquella promesa. Ahora Moisés, ya no es el líder del pueblo, sino que su sucesor es Josué. Y Caleb, con esos 85 años, va a Josué y le pide la tierra, que Dios le había prometido. ¡Guau!, me fascina la actitud de Caleb. Que con 85 años, quiera volver a luchar para conquistar nuevamente esa tierra, que Dios le había prometido.
Se dicen rápido, 85 años. ¿Cuántos quizás con muchos menos, creen hoy día que ellos ya no están para seguir luchando, conquistando y soñando la tierra que Dios quiere darnos? ¿Cuántos incluso, robadores de sueños, “animan” a las personas mayores, para que dejen de luchar y soñar? ¿Cuántos quizás les dicen, que ya su tiempo se ha pasado? ¿Cuántos…?
Querido amigo lector, si quizás tu te encuentras en esta estación de la vida, donde ya no sientes ganas de seguir luchando y conquistando la tierra, y esos sueños que Dios tiene para ti, yo quiero animarte, a que hagas oídos sordos, a todas esas voces. Y tengas la edad que tengas, estés pasando por lo que estés pasando, piensa en personas como Caleb, que con 85 años, se sentían tan fuertes, como para continuar conquistando y escribiendo la historia.
Dios no mira la edad que tengas. Dios quiere seguirte usando aun a pesar de los años y de cómo te sientas.
Imagínate, en aquella tierra había gigantes, pero Dios peleó a favor de Caleb y Dios le permitió conquistar esa tierra.
Que Dios te bendiga.
Bruno González
16 de junio del 2010
“Vé a la hormiga, oh perezoso, mira sus caminos, y sé sabio”.
Proverbios 6:6
Alguien dijo en una ocasión: “El éxito no se logra solo con cualidades especiales. Es sobre todo un trabajo de constancia, de método y de organización".
La verdad es que me asombra, el ver el empeño, entrega, orden y dedicación de las hormigas. En una ocasión, leí de alguien que vio como trabajaba una hormiga. Era negra y de tamaño mediano. La hormiga llevaba como carga una pajita que era seis veces más larga que ella misma. Después de avanzar casi un metro con semejante carga, llegó a una especie de grieta estrecha pero profunda, formada entre dos grandes piedras. Probó cruzar de una manera y de otra, pero todo su esfuerzo fue en vano.
Hasta que por fin, la hormiguita hizo lo insólito. Co toda habilidad apoyó los extremos de la pajita en un borde y otro de la grieta, y así se construyó su propio puente, sobre el cual pudo atravesar el abismo. Al llegar al otro lado, tomó nuevamente su carga y continuó su esforzado viaje sin inconvenientes.
La hormiga supo convertir su carga en un puente, y así pudo continuar su viaje. De no haber tenido esa carga, que bien pesada era para ella, no habría podido avanzar en su camino.
¿Qué enseñanza podríamos sacar de esta historia?
¡Cuántas veces nos quejamos por los problemas, las cargas y las pruebas que debemos soportar! Pero sin darnos cuenta, esas mismas cargas – bien aprovechadas – pueden convertirse en puentes y peldaños que nos ayuden a triunfar.
“Una deficiencia cardíaca hizo de un joven médico, un famoso cardiólogo. El impedimento físico al hablar de un joven, lo convirtió en un gran escritor. La timidez del estudiante lo llevó a ser un destacado investigador.”
¡Cuántos otros ejemplos podríamos mencionar!
Todos para mostrar la misma verdad; que con frecuencia debemos padecer males para disfrutar luego de los bienes mayores; que debemos llevar con valor nuestras cargas para luego convertirlas en puentes de bendición.
¿Estás soportando en este momento algún problema o adversidad?
Recuerda que nada conseguirás quejándote o angustiándote. Confía en Dios, Él no permitirá que la prueba te aniquile, más bien, te dará fuerzas para seguir con valor y lograr mayores metas.
Que Dios te bendiga.
Bruno González
9 de junio del 2010
“Y Jabes fue más ilustre que sus hermanos, al cual, su madre llamó Jabes, diciendo: Por cuanto lo di a luz en dolor. E invocó Jabes al Dios de Israel, diciendo: ¡Oh, si me dieras bendición, y ensancharas mi territorio, y si tu mano estuviera conmigo, y me libraras de mal, para que no me dañe! Y le otorgó Dios lo que le pidió”.
1 Crónicas 5:9-10
El diccionario define la palabra invisible de la siguiente manera: 1) Que no puede ser visto. 2) Que rehúye ser visto.
Si pensamos en la vida de Jabes, podríamos decir que fue simplemente un invisible. Todo lo que encontramos acerca de él en la Biblia, se encuentra en 2 versículos, que están en medio de una interminable sucesión de nombres y genealogías.
No se si alguna vez, habrás leído toda la Biblia de manera seguida. Comenzando desde Génesis y terminando en Apocalipsis. Si lo has hecho, te felicito, si no lo has hecho, te animo a que lo hagas, será una experiencia y un peregrinaje maravilloso. Yo la he leído varias veces de manera seguida. Pero te tengo que confesar algo, cuando llego a 1ª de Crónicas, intento saltarme los primeros 9 capítulos. Ya que son una sucesión consecutiva de nombres y más nombres. Y aunque son importantes, ya que si no, no estarían en la Biblia, creo que solamente una vez, tomé el valor de intentar leer todos esos nombres. ¡Terminé en el capítulo 9 exhausto!
Pero dentro de esos capítulos, hay una auténtica perla. Y son esos 2 versículos del encabezamiento, que nos hablan de la vida de Jabes. Se que se han escrito libros acerca de estos 2 versículos, pero yo hoy quiero traer simplemente algunos detalles a tu memoria.
De este Jabes, no sabemos nada más en la Biblia, sino que su nombre significa dolor, que prácticamente pasa desapercibido, fue un invisible, pero tuvo el valor de cambiar su historia. De pasar de ser un invisible a ser una persona ilustre que obtuvo el favor de Dios.
Algunos detalles de su oración en el versículo 10:
1) Invocó el nombre de Dios.
2) Pidió la bendición de Dios.
3) Pidió que Dios ensanchara su territorio.
4) Que la mano de Dios estuviera sobre él.
5) Y que le librara del mal.
Y sabéis cual fue la consecuencia o el resultado de su oración: “Que Dios le otorgó lo que pidió.”.
Dice el Salmo 37:4 “Deléitate asimismo en el Señor, y él te concederá las peticiones de tu corazón.”.
Que Dios te bendiga.
Bruno González
2 de junio del 2010
“No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor”.
Romanos 12:19
Alguien dijo en una ocasión: “Mientras buscas la venganza, prepara 2 tumbas, una de ellas será la tuya”.
Dice el diccionario de la lengua española, acerca de la venganza: “Satisfacción que se toma del agravio o daño cometido”.
Vivimos en un mundo, donde cada vez más, se oye hablar de venganza y de cómo poder hacer daño a otros.
Pero vamos al fondo de la cuestión: ¿Por qué el ser humano desea vengarse?. ¿Qué es lo que le lleva a cometer semejante acción?.
Hace un tiempo oí un refrán que se usa mucho por medio oriente, y dice lo siguiente: “La venganza se sirve en platos bien fríos”. O sea, espera el momento y no lo hagas en el calor de una discusión, sino tómate tu tiempo para ello.
¿Qué hay detrás de todo esto?. Creo que la respuesta es bien sencilla. El corazón del ser humano, no está sino lleno de odio, rencor, amargura y otros muchos calificativos semejantes a estos. La venganza, es simplemente un fruto más de lo que hay en nuestro interior.
Bueno, tú podrás estar pensando. Yo no soy un terrorista, yo no he matado a nadie, no soy como esas personas que deciden vengarse y quitarle la vida a otros. – Ok, estoy de acuerdo contigo.
Pero déjame meter un poquito más el dedo en “la llaga”. Y que pasa cuando quizás en tu corazón te sientes satisfecho/a, cuando ves que esa persona, que quizás te hizo daño, (chismeó con otros de ti, te criticó en público, te robó la paz por un tiempo…) Y ahora vez, que por algún motivo, esa persona lo está pagando caro. Quizás, como has aprendido a comportarte y a saber estar en público, a lo mejor no exteriorizas tus sentimientos de manera visible. Pero, ¿qué está pasando en tu corazón, en tu interior?. Quizás existe un sentimiento de “victoria”; de “se lo merecía”; de “donde las dan las toman”, de...
¿Crees que tu corazón es mejor que el de la otra persona?. Ok, quizás podrás pensar; yo no hice el daño que esa persona hizo. Yo fui la víctima. Yo soy diferente. Déjame decirte, que ante los ojos de Dios, tu corazón si piensa así, es igual que el de la otra persona.
La diferencia, no es que tú eres mejor que el otro. La diferencia, es que has aprendido a pecar de manera más “perfeccionada que el otro”.
Recuerda: “Cuando te amarras a la venganza o a la amargura, la felicidad amarrará en otro puerto”.
Que Dios te bendiga.
Bruno González
26 de mayo del 2010
“Un día vinieron a presentarse delante de Jehová los hijos de Dios, entre los cuales vino también Satanás”.
Job 1:6
Hay un antiguo proverbio que se usa mucho en medio oriente, y dice lo siguiente: “Recuerda que el día que naciste lloraste y el mundo se alegró; vive ahora de tal manera, que cuando tu mueras, todos lloren y tú rías”.
Todos tenemos en nuestra vida días, que de una u otra manera marcarán nuestra existencia para siempre. Algunos de esos días, serán sencillamente maravillosos, pero otros, vendrán cargados de malos momentos.
Piensa conmigo en algunos de esos maravillosos días que Dios nos ha regalado aquí en la tierra. Siempre estarán en mi memoria, y espero que en la tuya también, días como cuando le pedimos al Señor que fuera nuestro Salvador. El día que, y si estás casado/a dijiste ¡Si quiero! En el altar. El día que nació tu hijo/a...
Pero seguro que también habrás pasado por otros días que, sencillamente te gustaría borrar de tu memoria y de tu calendario. Quizás cuando perdiste ese ser querido. Cuando el doctor te dio esos resultados de ese chequeo rutinario. Cuando la persona a la que más querías, decidió darte la espalda y decirte que ya no te quería...
Creo que nunca, Job se imaginaba lo que estaba pasando ese día en esa reunión, que estaba teniendo lugar en las esferas celestiales. El cielo estaba celebrando un consejo extraordinario, donde el punto principal del día, no era otro que, decidir probar a Job o no. Nadie en la tierra se imaginaba lo que estaba pasando en el cielo, pero las huestes angelicales acudían ante el trono de Dios, para rendir cuentas de su ministerio, tanto aquí en la tierra como en el cielo.
Satanás como un ángel caído que es, también tiene que rendir cuentas ante Dios. Y como su nombre indica, él es nuestro adversario y está buscando la ocasión para acusarnos ante el trono de Dios. En este caso intenta tumbar nada más y nada menos que a Job. Y Dios que siempre juega con ventaja, le da permiso para que pueda probar a Job.
Ese día cambió la historia de Job para siempre. En un momento, en un abrir y cerrar de ojos, Job perdió, sus diez hijos, todas sus posesiones, su prestigio… y poco más tarde perdió hasta su salud. Pero así y todo, termina este capítulo 1, con unas palabras que quedarán para los anales de la historia. Job dijo: “Entonces Job se levantó, rasgó su manto...y adoró”.
Recuerda, adorar no es un sentimiento, es una decisión.
Que Dios te bendiga.
Bruno González
18 de mayo del 2010
“Pídeme, y te daré por herencia las naciones, y como posesión tuya los confines de la tierra”.
Salmo 2:8
Hace algún tiempo atrás, tuve la oportunidad de ver una película que se titulaba: “Corazón de Caballero”.
Es una comedia muy entretenida, basada en los típicos combates de los nobles de la edad media, donde le añadían cosas de nuestro tiempo contemporáneo.
Hay una escena en dicha película, que me llamó mucho la atención. Es una donde van a comenzar los combates, y todos los nobles van pasando por el terreno de juego, y la gente que no es de la nobleza, son sencillamente los espectadores de toda la historia.
En un momento dado un niño pequeño, le pregunta a su padre, si él algún día, podrá ser un caballero. Y como siempre encontramos en todos los lugares, un viejo amargado y que estaba a punto de morir, se ríe del muchacho y le dice: “Ja, ja, ja, el hijo de un techador quiere ser caballero. Eres un soñador niño, nunca llegarás a ser un caballero, solo eres el hijo de un techador”. Estas palabras se le clavaron al niño en su corazón, como si hubiera sido una espada. Pero en esos momentos el niño vuelve a preguntarle a su papá: ¿Podré ser algún día caballero, papá?. Y su padre le responde: “Si tienes fe, podrás ser todo aquello que quieras ser”. Me gustaría que volvieras a leer nuevamente esa frase. ¿Ya lo hiciste?, ahora te animo a que simplemente lo creas. A que creas, que con Dios de tu parte, cualquier sueño se puede hacer realidad.
Atrévete a pedirle al Padre (a Dios), y verás que Él te dará mucho más de lo que tú corazón y el mío sean capaces de imaginar. El nos dice en este versículo, que incluso, nos dará las naciones por heredad, si somos capaces de pedírselas. Solo es cuestión de creer a Dios y creer su Palabra, si lo hacemos podemos cambiar nuestra historia.
No te he contado como acaba esa película. Pues bien, aquí tienes el final. Ese niño, hijo de un sencillo techador, después de mucho esfuerzo, trabajo y dedicación, consiguió no solo competir con los nobles en esos torneos tan prestigiosos, sino que también fue el ganador indiscutible. No solo gano los torneos, sino que también ganó el corazón de la dama que anhelaba su corazón.
¡Sí!, ese sencillo hijo de un techador, tuvo la suficiente fe, como para convertirse en un noble y así, poder cambiar su estrella.
Querido amigo lector, no olvides que tú eres un auténtico príncipe, hijo del Rey de Reyes. Ahora solo te falta creerlo, arriesgarte, tener fe en que con Dios de tu parte, el mundo puede caer rendido a tus pies.
Que Dios te bendiga.
Bruno González
12 de mayo del 2010
“Si se humillara mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra”.
2 Crónicas 7:14
Dice el diccionario de la real academia de la lengua española, sobre la humillación: “Inclinar o doblar una parte del cuerpo, como la cabeza o la rodilla, especialmente en señal de sumisión o acatamiento”.
Una de las cosas que más le cuesta hoy día al ser humano es humillarse. Se cree muchas veces, que la humillación es señal de debilidad. Pero por lo que podemos ver en La Palabra de Dios, no solo no es señal de debilidad, sino todo lo contrario, es señal de grandeza.
Te animo nuevamente en estos momentos, a que tomes unos segundos y vuelvas a leer este versículo del encabezamiento… ¿Ya lo hiciste?, te felicito por ello.
Ahora me gustaría que juntos pudiéramos desglosar este versículo.
Primero encontramos las demandas o las condiciones para recibir el perdón de Dios, que serían:
1) Humillación ante el nombre y la autoridad de Dios.
2) Oración al Padre.
3) Buscar siempre el rostro de Dios.
4) Convertirse de los malos caminos. O sea, volvernos a Dios.
Y ahora encontramos los beneficios de humillarnos ante Dios:
1) El Señor nos oirá.
2) El Señor nos perdonará.
3) El Señor nos sanará.
Vivimos en un mundo, donde todo queremos que sea rápido y fácil.
Queremos que el microondas nos caliente la comida en segundos, queremos estar informados de las últimas noticias al instante mismo de que sucedan, queremos que nos atiendan rápido cuando tenemos que hacer cualquier gestión, queremos que… Y lo que es más triste, y movidos en este ambiente, queremos también Un Dios a la carta. O sea, que satisfaga mis necesidades, sin apenas yo tener que hacer ningún esfuerzo.
No quiero que te engañes mi amigo. Realmente ¿quieres la bendición y el apoyo de Dios, en todo lo que hagas en la vida?. Pues si es así, eso requiere entrega, esfuerzo, dedicación, obediencia, y pasar tiempo a los pies del Señor. Solo así verás como tu vida, será ricamente bendecida. Todo lo demás, son meras palabras huecas.
Que Dios te bendiga.
Bruno González
3 de mayo del 2010
“Buena es la sal; mas si la sal se hiciere insípida, ¿con qué se sazonará? Ni para la tierra ni para el muladar es útil; la arrojan fuera. El que tiene oídos para oír, oiga”.
Lucas 14:34-35
Alguien dijo en una ocasión: “El mejor olor, el del pan; el mejor sabor, el de la sal; el mejor amor, el de los niños".
Creo que uno de los grandes placeres de la vida es la comida. Si eres una persona como yo, eres una persona de gustos sencillos. Yo siempre digo, “que sencillamente me gusta lo mejor”. Y hablando de buena gastronomía, me gusta disfrutar cuando se puede, de un buen pescado, una buena carne, un buen marisco…, quizás voy a dejarlo ya, porque la boca se me está haciendo agua y no puedo concentrarme.
Ahora bien, para disfrutar de todas estas cosas, nada mejor que esa comida pueda estar sazonada a su punto de sal. ¡Guau!, que sería de la cocina, sin ese toque especial que le pone la sal.
Quizás igual que yo, en alguna ocasión, habrás tenido que comer alguna comida completamente insípida, sin sal. Déjame preguntarte: ¿Cómo te sentías? ¿Cuál fue tu primera reacción?... Me puedo imaginar tu cara, y no puedo, aunque quisiera evitar una sonrisa.
Conozco personas, que por razones de salud no pueden comer sal. Y todas sus comidas son sin ese precioso tesoro blando, que es la sal. Y les he preguntado después de años de estar comiendo así: ¿Cómo esta esa comida sin sal?, y su reacción, es simplemente resignarse a lo que les ha tocado vivir.
El Señor nos dice en Su Palabra, que el cristiano, tiene que ser la sal de la tierra. O sea, nosotros tenemos que ponerle el saber a la vida. Nadie mejor que un hijo de Dios, para enseñar a otros, el verdadero sabor que puede tener esta vida. Lamentablemente, quien le está poniendo sabor hoy día al mundo, no son precisamente los hijos de Dios, sino aquellas personas, que viven dándole la espalda al Señor.
Hoy más que nunca, el reto para nosotros es ser auténtica sal en este mundo. Que el mundo pueda ver, que se puede vivir una vida plena y completa, solo si se sabe disfrutar del sabor que el Señor Jesús puede darle a nuestras vidas.
No seamos como esa sal insípida, que no tiene ningún sabor, y que para lo único que sirve es para destruir los campos y hacerlos estériles.
Y fijaros que estos versículos del encabezamiento terminan, con unas palabras muy interesantes: “El que tiene oídos para oír, oiga”
Que Dios te bendiga.
Bruno González
27 de abril del 2010
“El hombre que tiene amigos ha de mostrarse amigo; Y amigo hay más unido que un hermano”.
Proverbios 18:18
Benjamin Franklin, dijo en una ocasión: “Un hermano puede no ser un amigo; pero un amigo será siempre un hermano.
Personalmente creo, que la verdadera amistad es una de las cosas más hermosas, que como seres humanos podemos cultivar aquí en la tierra.
Ahora, si vamos a definir la palabra amistad, creo que cada uno de nosotros tendríamos nuestra propia definición. Cuantas veces, quizás como yo, habrás visto a personas que se acaban de conocer y ya se tratan como amigos. Cuantas veces, incluso los propios compañeros de trabajo se pueden tratar de amigos, aunque después estén criticándose uno al otro. Cuantos compañeros de estudios, se llaman amigos, aunque ninguno sabe nada del otro. Cuantas veces, ahora con las nuevas tecnologías, como Internet y los famosos facebook, las personas suelen decir que tienen amigos por todo el mundo, pero en toda su vida apenas se han visto.
No quiero quitarle el romanticismo, que para muchos tiene esta amistad, pero yo me pregunto y te pregunto, ¿Crees realmente que eso es una verdadera amistad? ¿Crees que esas personas te ayudarán cuando estés pasando por una depresión, enfermedad, o por problemas financieros? ¿Crees que llorarán contigo, cuando estés enterrando a un ser querido? ¿Crees que…?
Personalmente, soy exigente a la hora de definir una amistad. Para mí, un verdadero amigo, es una persona, con la cual yo puedo ser “yo mismo”. Con mis miserias y mis fracasos. Una persona con la cual puedo contar en cualquier momento, sea de día o de noche, y a la misma vez, esa persona puede contar conmigo. Un amigo, es una persona a la cual, le o me puede decir NO, y aún así nuestra amistad sigue firme como una roca. Es una persona que tiene la libertad de decirme las cosas que estoy haciendo mal a la cara, aunque no me guste lo que me dice en ese momento, pero lo dice para ayudarme y no criticarme. No es una persona que está todo el día halagando mi oído, sino que me dice las cosas con amor, aunque me duela.
Creo que este tipo de amistad, es muy difícil conseguir en nuestros tiempos. Pero te aseguro, que si tienes el honor de tener alguna amistad así, mantenla, cultívala, dale gracias a Dios por ella.
Aún así, esa amistad en algún momento puede fallarte. Por eso yo te animo, a que disfrutes del mejor amigo del mundo. Un amigo, que a pesar de cómo tu y yo somos, nos quiere y dio su vida por nosotros. Su nombre, JESUCRISTO. Invítale a que sea tu amigo. Él no te defraudará.
Que Dios te bendiga.
Bruno González
21 de abril del 2010
“Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; Sobre ti fijaré mis ojos”.
Salmo 32:8
Desde hace un tiempo atrás, el Señor nos bendijo a mi esposa y a mí, con nuestra pequeña princesita. Esté donde esté y haga lo que haga, mis ojos y mi mente están continuamente fijos, en ese “maravilloso regalo del Señor para nosotros”, nuestra hija.
Pensando en esto, y en lo que nos dice el versículo del encabezamiento, podemos notar, que los ojos del Señor, como Gran Padre amante y misericordioso, siempre estarán fijos sobre nosotros. ¡Guau!, ¡que honor!, pensar y saber que el Señor tiene sus ojos puestos en ti y en mí. No se como tú te sientes al pensar que el Señor decide fijarse en nosotros y tratarnos, como la niña de sus ojos, pero a mí, eso me hace sentirme amado, protegido, mimado… Y tú, ¿cómo te sientes al pensar que el Señor fija Sus ojos en ti?.
Ahora bien, Dios, como buen caballero que es, no obligará a nadie a que le ame y quiera entender los caminos por los que Él quiere guiarnos. Si seguimos leyendo el versículo 9 del Salmo 32 nos dice así: “No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento, que han de ser sujetados con cabestro y con freno, porque si no, no se acercan a ti”. Creo que a buen entendedor, pocas palabras bastan.
No descubro nada, si digo que los tiempos que nos tocan vivir hoy en día, son tiempos tremendamente difíciles. Tiempos, donde cada día a Dios se le está dando más la espalda; desde los gobiernos del mundo, desde los trabajos, desde las familias, e incluso me atrevo a decir, desde muchas iglesias “llamadas evangélicas y cristianas”. Donde la Biblia, ya no ocupa el lugar principal de la reunión, donde ya la gente no lleva ni la Biblia a sus reuniones, donde la Palabra de Dios, se usa simplemente para decir lo que nos conviene. Donde es más importante entretener, que proclamar el mensaje de la Cruz y la Salvación por medio de Jesucristo. Donde es más importante como tú te sientes, que lo que la Biblia nos enseña...
Dios está deseando, una y otra vez, hacernos entender y enseñarnos el camino por donde debemos andar. ¿Te sientes perdido, desorientado, sin saber que rumbo tiene que tomar tu vida?
Te animo, a que acudas a Dios, te dejes guiar por Él, y verás como tu vida, comenzará a tomar un nuevo rumbo y una nueva dirección. Entonces, y solo entonces, sabrás con toda seguridad, que los ojos del Señor, están sobre ti, y todas y cada una de tus decisiones, estarán dentro de Su voluntad y dirección.
Que Dios te bendiga.
Bruno González
13 de abril del 2010
“… Alabadle, bendecid su nombre. Porque el Señor es bueno; para siempre es su misericordia, y su verdad por todas las generaciones”.
Salmo 100:4b-5
Hace algún tiempo me contaron una historia que me encantó, y hoy quiero compartirla con ustedes, se titula: “Dios nunca se equivoca”, y dice lo siguiente: “Un rey que no creía en la bondad de Dios, tenía un siervo que en todas las situaciones le decía: Mi rey, no se desanime, porque todo lo que Dios hace es perfecto, ¡Él nunca se equivoca!. Un día ellos salieron para cazar y una fiera atacó al rey, su siervo consiguió matar al animal, más no pudo evitar que el rey perdiese un dedo de la mano. Furioso y sin mostrar gratitud por haber sido salvado, el rey dijo: ¿Dios es bueno?. Si Él fuese bueno yo no habría sido atacado y perdido mi dedo. El siervo apenas respondió: Mi rey, a pesar de todas esas cosas, sólo puedo decirle que Dios es bueno; y Él sabe el porqué de todas las cosas. Lo que Dios hace es perfecto. ¡Él nunca se equivoca! Indignado con la respuesta, el rey mandó encarcelar a su siervo. Tiempo después, salió para otra cacería y fue capturado por salvajes que hacían sacrificios humanos. En el altar, listos para sacrificar al rey, los salvajes percibieron que la víctima no tenía uno de los dedos y lo soltaron: Él no era perfecto para ser ofrecido a los dioses. Al volver a palacio, mandó soltar a su siervo y le recibió muy afectuosamente. Mi siervo, ¡Dios fue realmente bueno conmigo! Escapé de ser sacrificado por los salvajes, justamente por no tener un dedo! Más tengo una duda: Si Dios es tan bueno, ¿por qué permitió que tú que tanto lo defiendes, fueses preso? Mi rey, si yo hubiese ido con usted en esa cacería, habría sido sacrificado en su lugar, pues no me falta ningún dedo. Por eso, recuerde: ¡TODO LO QUE DIOS HACE ES BUENO! ¡ÉL NUNCA SE EQUIVOCA!”.
Muchas veces nos quejamos de la vida y de las cosas aparentemente malas que nos pasan, olvidándonos que nada es por casualidad y que todo tiene un propósito. Cada mañana al despertarnos, ofrezcamos el día al Señor Jesús, y pidámosle a Dios que inspire nuestros pensamientos, guíe nuestros actos, y nos lleve a tener sentimientos de paz y no de conflicto.
La vida puede estarte dando golpe tras golpe, bofetada tras bofetada, palo tras palo, pero en medio de todo ese dolor, no te olvides, como nos dice el verso del encabezamiento, de “Alabar a Dios y bendecid su nombre, porque Él es bueno y su misericordia es para siempre”.
Recuerda, Dios fue bueno con este rey y este siervo. Y Él también es bueno contigo y conmigo. Así que, no temas nada, porque: ¡DIOS ES BUENO Y NUNCA SE EQUIVOCA!
Que Dios te bendiga.
Bruno González
06 de abril del 2010
“Y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será?”.
Lucas 12:20-21
Seguramente, habrás leído, como yo, muchas veces estas frases que dicen: “El dinero podrá comprar una cama, pero NO el sueño. Comida, pero NO el apetito. Adornos pero NO belleza. Una casa, pero NO un hogar. Medicina, pero NO salud. Lujo, pero NO cultura. Libros, pero No cerebro. Diversión, pero NO felicidad. Un crucifijo, pero NO un Salvador. Una silla en la iglesia, pero NO el cielo”.
Cuantas veces, en nuestros países que llaman civilizados y culturizados, otros los llamas “los países del primer mundo”. Haciendo una diferencia entre ellos y otros países, creen que con tener mucho dinero se puede comprar lo que se quiere. Pero si nos paramos a pensar, en estos países que llaman “del primer mundo”, ¿cuántas personas viven, con todos los lujos que se quieran permitir, pero son infelices? Viven con un profundo sentimiento de miseria espiritual. No son capaces de sonreír, de disfrutar de un buen tiempo con los amigos, de una buena taza de café, de un buen paseo por el parque… Necesitan comprar la felicidad a toda costa. Simplemente se les quiere, no por lo que son, sino por lo que tienen. Necesitan el poder a toda costa, para sentirse admirados, respetados, valorados… No les importa mentir, robar, pisotear a quien sea, por la sencilla razón de sentirse alguien importante.
Seguramente habremos conocido personas así. Y realmente, ¿te gustaría ser como ellos? ¿te gustaría sentirte frustrado y amargado interiormente, aunque solo fuera por el hecho de que te valoren, o pudieras disfrutar de un ¡ohhhh! De la gente? ¿te gustaría…?
Querido amigo lector, con el pasar de los años, y comenzando uno a peinar algunas canas, uno comienza a valorar más el sueño, que tener una buena cama. Más la belleza interior de las personas, que los adornos externos. Más un hogar, que tener una gran casa. Más un Salvador personal, que un sencillo crucifijo exterior. Y más el Cielo, que una silla de oro en cualquier iglesia.
Tomemos tiempo, para disfrutar de lo realmente importante. Y entre esas cosas realmente importantes, está tener una relación personal con el Salvador del mundo, Jesucristo. Tomate tu tiempo, para que ese Salvador, Jesucristo, pueda reinar con poder en todo tu ser. Si así lo haces, te aseguro, que todo lo demás rodará solo. Y podrás disfrutar de un mejor tiempo, tanto con familia, amigos, etc.
Que Dios te bendiga.
Bruno González
29 de marzo del 2010
“Entonces le llamó, y le dijo: ¿Qué es esto que oigo acerca de ti? Da cuenta de tu mayordomía, porque ya no podrás más ser mayordomo”.
Lucas 16:2
Dice el diccionario de la Real Academia de la Lengua española, que mayordomo es: “Un siervo principal a cuyo cargo está el gobierno de una casa o hacienda”.
De vez en cuando, es bueno que tomemos un tiempo y tengamos un retiro personal, nosotros mismos y el Señor. Estamos cada día tan ocupados en nuestras propias actividades, que a veces, no nos queda tiempo para analizar, que tan buenos o malos mayordomos, estamos siendo de las cosas del reino de Dios.
Como hijos de Dios, cada uno de nosotros somos mayordomos de todas aquellas cosas que el Señor pone ante nosotros para que las cuidemos.
Hoy es un buen día, para tomar unos momentos, reflexionar y preguntarnos, como estamos administrando:
1) Los talentos o dones que el Señor nos ha dado a cada uno de nosotros. Si de verdad, como dice la parábola de los talentos, estamos siendo buenos negociantes, con esos dones o talentos, para que el reino de Dios se siga extendiendo.
2) Los bienes que Dios nos ha dado y como los estamos administrando. Y que todo lo que hagamos con ellos, Dios siempre pueda ser glorificado.
3) El tiempo que Dios nos da. O sea, que esas 24 horas que tienen los días para todos nosotros, que podamos administrarlo de una manera digna. Donde lo principal, siempre sea lo principal para nosotros.
4) Nuestras responsabilidades dentro de la sociedad. Ya seamos hombres, mujeres, padres, hijos, abuelos… Que sepamos ocupar el rol que Dios nos ha dado, dentro de una sociedad que cada día vive más lejos de Dios y dándole la espalda.
Nosotros decidimos, de aquí en adelante, que vamos a hacer con esa mayordomía que el Señor nos ha regalado. Es mi oración y deseo que el Señor no tenga que decirnos a ninguno de nosotros, como le dijo al mayordomo de la parábola al final de este versículo 2: “Porque ya no podrás ser más mayordomo".
Que cuando acabe nuestra carrera aquí en la tierra, el Señor pueda decirnos, como a los 2 primeros siervos de la parábola de los talentos: “Bien, buen siervo y fiel, sobre poco fuiste fiel, sobre mucho te pondré”.
Que Dios te bendiga.
Bruno González
24 de marzo del 2010
“Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios”.
Lucas 12:20-21
El gran misionero muerto junto a sus otros 4 amigos, a manos de los aucas en la selva del Ecuador, Jim Elliot, dijo en una ocasión: “No es tonto perder lo que no se puede guardar, por ganar lo que no se puede perder”.
Creo que a nadie le gusta perder. Recuerdo aún de pequeño, jugar a algunos de esos juegos que jugábamos siendo niños, ya sea el parchís o algún otro. Deja ahora volar tu imaginación y piensa en alguno de esos juegos que te gustaba jugar. Ahora que has pensado en alguno de ellos, dime: ¿Te gustaba perder?. Creo que si somos honestos y piensas como yo, no nos gustaba perder ni al parchís. Fuera el juego que fuera, siempre queríamos ganar.
Bueno, algunos dirán, sobre todo cuando perdían, ¡Lo importante es participar!, (sí y ahora vamos nosotros y nos lo creemos) ja, ja, ja.
Ahora siendo adulto y pensando en todo ello, creo que, decir eso de lo importante era participar, era un poco para tranquilizar nuestra conciencia. Ya que en ese momento no habíamos podido ganar.
Hoy, que ya uno es mayor, y no necesita auto-engañarse, ni creerse todas esas voces que nos decían que lo importante era participar; pienso que cuando nos dedicamos a cualquier cosa en esta vida, queremos hacerlo bien y ser ganadores. Creo que a nadie le guste perder.
Pensemos ahora por un momento, no en esos juegos de pequeños, o en algunas cosas, que al fin y al cabo, no serán de vital importancia en nuestras vidas.
Meditemos ahora en el juego de la vida. O mejor dicho, meditemos en las prioridades de la vida. ¿Estás ganando o estás perdiendo en esas prioridades?.
¿Qué lugar está ocupando Dios en tu vida?, ¿y la familia?, ¿y el trabajo?...
Para muchos, quizás la prioridad de la vida, será el trabajo, las vacaciones, las posesiones, el éxito… ¿Crees que eso te dará la felicidad?.
Si te fijas en el versículo del encabezamiento, todo esto, simplemente nos lleva a desviarnos de lo realmente importante, de las prioridades. ¿Qué de tu alma? ¿Qué de tu vida con Dios? ¿Haz arreglado cuentas con el Creador del mundo, el Señor Jesucristo?.
Usando la frase de Jim Elliot, simplemente no seas necio, o como él dice, no seas tonto, ganando lo que no se puede guardar. Sino sé inteligente, y gana lo que no se puede perder, (una vida con Dios).
Que Dios te bendiga.
Bruno González
15 de marzo del 2010
“… hoy soy de edad de ochenta y cinco años. Todavía estoy tan fuerte como el día que Moisés me envió; cual era mi fuerza entonces, tal es ahora mi fuerza para la guerra, y para salir y para entrar. Dame, pues, ahora este monte, del cual habló el Señor aquel día…”.
Josué 14:10-12
Nunca es demasiado tarde, cuando la dicha es buena.
Una vez más, la Biblia nos sigue sorprendiendo. No nos queda, sino quedarnos con la boca abierta, al leer estas maravillosas historias que encontramos en la Palabra del Señor.
Esta historia que encontramos en Josué capítulo 14, nos habla de uno de esos personajes, a los cuales no les importa demasiado la edad que puedan tener. Ellos simplemente, siguen mirando adelante, con el deseo de conquistar la tierra que una vez el Señor les dijo que les daría. Como ya habrás podido imaginar, estamos hablando de Caleb.
Es interesante su historia; ya que él, es de esos personajes bíblicos, que quizás no hacen “demasiado ruido”, o dicho de otra forma, no son tan populares, como quizás podrían ser otros.
Este Caleb, tenía 40 años, cuando Dios lo envió a inspeccionar la tierra prometida. Allí había ido él, junto con Josué y sus otros 10 compañeros de expedición. Pero solo él y Josué trajeron informes positivos de la tierra prometida, tanto a Moisés, como a todo el pueblo. Por lo tanto, Dios le había prometido darle la tierra que sus pies habían pisado.
Y ahora, pasados 45 años, y ya teniendo 85, Caleb va a Josué y le pide la tierra que Dios le había prometido. ¡Guau!. No podemos aquí hablar de todos los detalles de la historia, pero si la leéis en vuestras Biblias veréis, que Caleb, con 85 años, no le pide a Josué que otros conquisten aquella tierra que Dios le había prometido. Sino que le pide, que le de una oportunidad para él mismo y sus hombres ir y conquistarla.
No deja de sorprenderme la vida de Caleb, ya que con 85 años, él dice, que sigue tan fuerte, como cuando tenía esos 40 años.
Hoy quiero preguntarte: ¿Cuántas veces, quizás te habrás sentido como sin fuerzas?, ¿Cuántas veces, quizás habrás dicho que puedes hacer tú? ¿Cómo Dios podrá usarme en mis limitaciones?...
No mires más a tus limitaciones, ni a los gigantes que están delante de ti; mira a Dios, y verás que sea cual sea tu gigante, con Dios tienes otra nueva oportunidad de seguir conquistando la tierra que Él quiere darte
Que Dios te bendiga.
Bruno González
9 de marzo del 2010
“La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo”.
Juan 14:27
Albert Einstein, dijo en una ocasión: “Cuando me preguntaron sobre algún arma, capaz de contrarrestar el poder de la bomba atómica, yo sugerí la mejor de todas: LA PAZ”.
Si decidimos darle un simple vistazo a los informativos, ya sea en la TV, radio, Internet, cualquier periódico, etc., nos daremos cuenta, que la gran mayoría de las noticias, no son, sino de conflictos y guerras, ya sea mundiales, nacionales, familiares y personales.
En este pequeño pensamiento, simplemente quiero centrarme en los conflictos y guerras personales, que al fin y al cabo, son en los que luego derivan todos los demás.
En mis años en el ministerio pastoral, he visto que uno de los grandes retos, que cada una de las personas tiene que enfrentar, es la lucha o guerra interior que cada persona tiene en cuanto a vivir con raíces de amargura, o dicho de otra forma similar (con una bomba atómica en su interior), o decidir vivir con la paz, que solo se puede encontrar, si decidimos ser liberados de esas cadenas interiores que nos tienen atados y no nos dejan disfrutar de la Paz Verdadera, que solo se puede encontrar, rindiendo todo nuestro dolor, falta de perdón o amargura, a los pies del Señor Jesús, y pidiéndole que Él nos llene de su Paz.
Lamentablemente he conocido y conozco personas, que aunque no están en una cárcel del gobierno, viven una vida como si realmente estuvieran encarcelados. Cara al mundo, “parecen libres”, pero en su interior están completamente esclavizados. Esclavizados a sus rencores, odios, raíces de amargura, orgullo, falta de perdón...
La pregunta es: ¿Puede esa persona que vive así ser realmente libre?.
La respuesta la encontramos en el versículo del encabezamiento. Esas personas no han sido liberadas de todas esas cosas que la tienen atada, por 2 razones principales: 1) Porque no han creído en Jesús como su Salvador y la persona que puede darle esa paz interior que tanto necesita. 2) Porque aunque hayan recibido a Jesús como su Salvador, aún no le han pedido que realmente sea su Señor y gobierne en todos los ámbitos de su vida.
Hoy quiero animarte a que te rindas al perdón del Señor, para que puedas ser liberado de esas cadenas interiores que no te dejar vivir una vida de victoria y verdadera paz, que solo se pueden encontrar, cuando nos rendimos por completo a Cristo Jesús, no solo como nuestro Salvador, sino también como nuestro Señor y Sanador interior.
Que Dios te bendiga.
Bruno González
1 de marzo del 2010
“Respondió Rut: No me ruegues que te deje, y me aparte de ti; porque a dondequiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios”.
Rut 1:16
Alguien dijo en una ocasión: “Cuando una opinión se respalda con compromiso se convierte en convicción”.
A lo largo de la historia, creo que pocas expresiones de compromiso, han calado tan hondo, como la expresada por esta sencilla mujer joven, pobre, viuda y extranjera.
El libro de Rut, contiene una de las historias más hermosas de lo que significa el compromiso. Este sencillo libro de la Biblia, nos permite dar un vistazo a la vida de personas ordinarias, que aún viviendo en un mundo y tiempo muy turbulento, mantuvieron su fidelidad y compromiso con el Dios Verdadero. El Dios de Israel, y de todas aquellas personas que depositan su fe en Jesucristo.
Me imagino que no tuvo que ser fácil para Rut, dejar su hogar, su familia, sus tradiciones, sus amigos… Fueron muchos años viviendo como una moabita. Pero ahora Rut, había encontrado algo muchísimo mejor que no quería perder bajo ningún concepto. Rut había encontrado la verdadera Paz y Felicidad, que solo se podía encontrar siguiendo al Dios Verdadero. Después de haber perdido a su esposo, Rut en vez de volverse a su tierra, decide seguir a su suegra. ¡Guau!. En un mundo donde las relaciones familiares cada día se deterioran más, encontrar un ejemplo así de fidelidad y compromiso es digno de reseñar.
Ese mismo compromiso, que hizo hace unos 3000 años atrás Rut, tanto con su suegra Noemí, como con el Dios de Israel, es el mismo compromiso que cada uno de nosotros tenemos que hacer con Jesucristo.
Que cada día al despertarnos en la mañana, podamos decirle al Señor, y parafraseando este versículo: “No te dejaré Señor, y no me apartaré de ti; Porque cualquier cosa que me pidieres haré por ti Señor, y donde quiera que me mandares, iré yo. Seré tu servidor y serviré a tu pueblo, porque Tú eres mi Dios”.
No olvidemos que la fidelidad de Rut a Dios, le llevó a ser parte de la propia genealogía de Jesucristo. De ahí vino el rey David, Salomón, y mucho más tarde nuestro Salvador.
La fidelidad siempre será premiada. E incluso cuando nosotros no podamos verla aquí en la tierra, Dios galardonará a cada uno de los que le hayan sido fiel.
Que Dios te bendiga.
Bruno González
23 de febrero del 2010
“Y salió Jesús y vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas que no tenían pastor; y comenzó a enseñarles muchas cosas”.
Marcos 6:34
Alguien dijo en una ocasión: “La única manera de dejar una huella en la vida; es poner la vida en cada huella”.
A lo largo de nuestra vida, seguro que han habido personas que han dejado una huella en nuestras vidas. Quizás algunas de ellas, habrán dejado una huella para bien, y otras, la habrán dejado para mal.
Yo quiero centrarme en estos momentos, en esas personas, que han dejado una huella positiva en nuestras vidas. Si nos paramos a pensar, seguro que todos tendremos ejemplos de personas que, de una u otra forma nos han marcado. Quizás han sido nuestros padres, algunos profesores, quizás algunos amigos, o quizás alguna persona que el Señor simplemente puso en un momento especial en nuestras vidas, para decirnos algo, y que luego desaparecieron de nuestras vidas.
Personalmente, recuerdo el ejemplo de un hombre cristiano, que no conocía de nada, pero que en una ocasión nos vimos en una comida y comenzamos a hablar del ministerio. Yo estaba comenzando en el servicio al Señor, cuando este hombre, en un momento dado de la conversación me dijo: “¿Sabes qué, Bruno?; Dios concede los deseos del corazón”. ¡Guau!. Eso fue como una bomba para mí en esos momentos. Yo había leído muchas veces este versículo de la Biblia, pero nunca, había calado tan hondo en mi corazón, como ese momento cuando ese hombre me lo dijo. Después, nunca más volví a tener contacto con él, pero ese día, dijo algo, que dejó una huella imborrable en mi vida. Y nunca más he olvidado, que el Señor quiere conceder los deseos de nuestro corazón, cuando nosotros estamos en sintonía con Él.
Pero si hablamos de dejar una huella, nadie a lo largo de la historia ha dejado una huella tan perfecta en la historia, como la que dejó Jesús. Jesús dejaba una huella en todas las personas que estaban a su alrededor, no solo porque veía a las multitudes, sino también porque sentía pasión y compasión por ellos, y porque comenzaba a enseñarles.
Dicho de otra forma, Jesús veía, sentía y actuaba. Cuanto necesitamos nosotros, imitar a Jesús e intentar seguir sus pisadas, levantando nuestros ojos, viendo las necesidades de la gente, sintiendo compasión por ellos y actuando.
No hay mejor manera de dejar una huella en la vida, que poner la vida en cada huella.
Que Dios te bendiga.
Bruno González
15 de febrero del 2010
“Porque a vosotros os es concedido a causa de Cristo, no sólo que creáis en Él, sino también que padezcáis por Él”.
Filipenses 1:29
Hace algún tiempo atrás, vi una película que se titulaba: “Gran Torino”, de Clint Eastwood. Esta película, tiene un trasfondo que nos habla acerca del racismo y sus consecuencias. En ella, el protagonista principal, que no es otro que el propio Clint Eastwood, ya terminando la película, y antes del desenlace final, le regala a su jovencito amigo asiático, una medalla al honor. El joven asiático le pregunta a Clint Eastwood; ¿porqué te dieron esa medalla?. El propio Clint Eastwood responde: “Porque conocíamos el peligro y aún fuimos”.
Cuantas veces, quizás nosotros como cristianos, hemos andado caminos peligrosos. Cuantas veces, quizás hemos arriesgado tanto. Cuantas veces, quizás aún con temor o miedo en el corazón, con un futuro incierto, hemos decidido dar un paso más y no conformarnos a lo que este mundo nos ofrecía. Cuantas veces, quizás cuando nuestros propios hermanos en Cristo nos han dicho, no es necesario que tomes tantos riesgos en el evangelio, pero nosotros, hemos decidido no oír esas voces, y tomamos los riesgos. Cuantas veces, quizás aún con dudas hemos decidido jugárnosla por Cristo sin contar con el apoyo de nadie. Cuantas veces...
Personalmente os lo digo, ¡han sido tantas veces! Han sido tantos miedos, tantos temores, tantas dudas… Pero desde estas sencillas letras, os puedo decir: “Ha merecido y sigue mereciendo la pena”. Merece la pena jugársela por Cristo. Merece la pena, quizás ser un incomprendido entre los tuyos. Merece la pena ir una milla más por Jesús. Merece la pena tomar más riesgos en la vida. Simplemente, merece la pena, cuando sabes que Cristo es quien te está respaldando.
El apóstol Pablo, cuando está escribiendo estas hermosas palabras del encabezamiento, sabía lo que decía. Ya que él estaba escribiendo estas letras desde la cárcel. Seguro que no fue un tiempo fácil para Pablo. Pero él no se enfocaba en los problemas de aquí en el tierra. Pablo tenía puesta su mirada y su esperanza en el cielo, la Patria Celestial que le esperaba.
Ya es tiempo, de que nos enfoquemos en lo importarte. Ya es tiempo, de que dejemos de mirarnos el ombligo y pensemos en lo que podemos hacer para que el reino de Dios avance.
Winston Churchill le dijo en una ocasión a sus tropas: “Queridos, por vuestro esfuerzo, sacrificio y entrega, yo os puedo ofrecer 3 cosas a cambio: Sangre, sudor y lágrimas".
La vida cristiana, siempre estará llena de retos y dificultades, pero os aseguro que no hay nada mejor que vivir y sufrir por Cristo.
Que Dios te bendiga.
Bruno González
7 de febrero del 2010
“Entonces Pedro dijo a Jesús: Señor, bueno es para nosotros que estemos aquí; si quieres, hagamos aquí tres enramadas: Una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías”.
Mateo 17:4
Dice un antiguo proverbio: “Busca la compañía de quienes te hacen mejor persona”.
A lo largo de los años y de la vida, uno tiene que ir determinando, que es lo mejor, tanto para su vida, como para la vida de las personas que Dios a puesto a nuestro alrededor para que les podamos influenciar.
Siempre recuerdo, que cuando era un niño, nuestros héroes o ejemplos a imitar, eran nuestros padres. Luego llegamos a la edad de la adolescencia, y nuestros valores y maneras de ver la vida fueron cambiando. Ya nuestros héroes, pasaron a ser esos “personajes que el mundo llama famosos”. Podían ser cantantes, deportistas de élite, actores, etc. Luego nos fuimos haciendo mayores, y con las responsabilidades, y poniendo a Dios como el centro de nuestras vidas, nos damos cuenta, que esos “héroes de adolescentes”, no eran sino personas, muchas de ellas, infelices y con necesidad de Dios, para poder disfrutar de una vida plena.
Hoy, ya uno, siendo una persona madura, casada y padre de familia, se va dando cuenta, que no tiene que vivir para agradar a las personas. Y a estos años adultos, uno piensa más influir en las personas que el Señor ha puesto a nuestro lado, que en vez de poner una fachada e intentar agradar a todo el mundo. Y ya uno va decidiendo, que es realmente lo mejor para nuestras vidas.
En el pasaje del encabezamiento, Pedro sabía que poder disfrutar de esos momentos, donde el Señor se estaba transfigurando ante él y sus compañeros Juan y Jacobo, era simplemente increíble. Por eso le dice al Señor: “Bueno es para nosotros que estemos aquí”. Pedro sabía que disfrutar de la compañía del Señor, no solo era bueno para él, sino que también le hacía ser, una persona mejor.
Hoy quiero animarte, a que disfrutes mucho más de la vida, y mucho más de las personas que, realmente te hacen sentir una persona mejor. Y entre todas esas personas que te harán sentirte mejor, esta la Persona del Señor Jesucristo. Nadie te hará sentir como Él. Cuando te sientas con ganas de llorar, Él te consolará. Cuando sientas dolor en tu corazón, Él será la sanidad para tu alma. Cuando te sientas solo/a, Él estará ahí para hacerte compañía. Cuando necesites a alguien con quien hablar, Él pondrá su oído para escucharte. Cuando necesites… Solo piensa en Él, ya que Él nunca te fallará.
Que Dios te bendiga.
Bruno González
31 de enero del 2010
“He aquí, herencia del Señor son los hijos; cosa de estima el fruto del vientre”.
Salmo 127:3
Dijo en una ocasión el gran escritor español, Miguel de Unamuno: “Solo hay dos legados duraderos que podemos dejarles a nuestros hijos. El primero, raíces; el segundo, alas”.
Creo que una de las tareas más hermosas, y a la vez más desafiantes que tenemos en la vida, es la de criar a los hijos. Quizás cuando sabes que vas a ser padre o madre, habrás leído algún o algunos libros, que te van a dar pautas para como criar a tus hijos. Pero, una cosa es la teoría, y otra muy diferente, es la realidad. Cuando el alumbramiento se produce, y tienes en tus manos a ese bebé, no se que será lo que piensas en ese momento, pero lo que está claro, es que uno siente cierto respeto o temor, al preguntarse, si será o no será capaz de criar bien a ese hijo.
Hace poco, el Señor nos concedió a mi esposa y a mí, el privilegio y la tremenda responsabilidad de tener un bebé. Y nosotros estamos convencidos, que los hijos son un préstamo, un regalo que el Señor nos concede, para que podamos criarlo, en el amor y el temor del Señor. Y un día, cuando lleguemos a Su presencia, Él nos va a pedir cuentas, de cómo hemos criado ese bebé. A veces uno piensa que la tarea es inmensa, que quizás no va a estar uno a la altura de las circunstancias, que quizás...
Personalmente, respeto muchísimo, todos esos libros y manuales que se han escrito como pautas de cómo se tiene que criar un hijo. Pero, cuando uno ha decidido poner a Jesús como el Señor y el Maestro de su vida, encuentra que el manual de manuales es LA BIBLIA, LA PALABRA DE DIOS. Ahí es donde uno encuentra todas las pautas y directrices para criar a los hijos.
Vivimos en un mundo, donde todos los valores y principios están cambiando. En cuanto a la crianza de los hijos, nuestra sociedad, nos está dando pautas, que están en contra a los principios que enseña LA BIBLIA, (y así le va a nuestra sociedad).
Desde estás sencillas letras, yo quiero animar a cada uno de los que está leyendo este pensamiento, que vuelva a los verdaderos y auténticos principios que solo se encontrarán en LA PALABRA DE DIOS. Eso nos hará criar a los hijos en verdaderos valores y raíces. Y cuando ellos sean adultos, podrán volar solos, teniendo en mente esos principios cristianos, que el Señor nos ha permitido poner en sus corazones y almas.
¡No desistas! Sabemos que el camino será duro y difícil, pero Dios está de nuestra parte.
Que Dios te bendiga.
Bruno González
24 de enero del 2010
“Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu”.
Juan 19:30
Alguien dijo en una ocasión: “El amor es la mejor música en la partitura de la vida. Sin él serás un eterno desafinado en el inmenso coro de la humanidad”.
Si te preguntara, ¿qué significa para ti el amor?, ¿cuál sería tu respuesta?... Piensa por un momento. Lo cierto, es que es una pregunta que tiene una respuesta muy amplia.
Personalmente me fui al diccionario, para ver que nos decían los académicos en cuanto al significado del amor, y os confieso, me decepcionaron por completo. Encontré entre 10 y 15 definiciones distintas, pero lo cierto, es que todas eran “demasiado superficiales y muy ligeras en su contenido”. Estos son algunos ejemplos de amor, que nos da el diccionario: “Tendencia a la unión sexual. Blandura, suavidad. Persona amada. Voluntad, consentimiento. Objeto de cariño especial para alguien. Relaciones amorosas. Etc.”. Bueno, juzga por ti mismo, yo prefiero no hacer ningún otro comentario en cuanto a estas definiciones que nos da el diccionario del amor.
En contraste a esto, encontramos en el versículo del encabezamiento, lo que para mí es, la mayor muestra de amor jamás hecha por nadie. El Dios del Universo, creador del cielo y de la tierra, Aquel que los cielos de los cielos no le pueden contener. Un día, decide hacerse hombre, venir a este mundo, nacer en un lugar de animales, vivir toda su vida aquí en la tierra, sin tener un lugar propio donde recostar su cabeza, (siendo el dueño de todo). Después de vivir una vida sin pecado, decide ir a la cruz, y morir como un maldito, cargando todos los pecados de la humanidad, por amor a cada uno de nosotros. Y después, desde la cruz, dijo las dos palabras, más hermosas, que jamás han salido de boca de nadie. El dijo: “CONSUMADO ES”. ¿Sabes lo que eso significa?...
Es como si tú, que estás leyendo esto, decidieras hacerte gusano, vivir como el peor de los gusanos, ser castigado por los gusanos, y morir en una cruz como un maldito, para que los gusanos fuesen libres de su pecado. ¿Estarías dispuesto a hacer eso por los gusanos? Gracias por ser honesto contigo mismo. Te confieso, yo tampoco lo haría.
Pero Jesucristo sí lo hizo por ti y por mí. Y por esa maravillosa muestra de amor, hoy sigue siendo la persona más extraordinaria que la historia haya conocido. Él siempre tocó la mejor música en la partitura de la vida. Hoy, tú también puedes disfrutar de esa música celestial.
Que Dios te bendiga.
Bruno González
20 de enero del 2010
“… Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”.
Juan 8:31-32
Decía el gran escritor español, Miguel de Cervantes Saavedra, autor de la obra, “El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha”: “La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierran la tierra y el mar; por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida”.
Uno de los más preciados tesoros que el ser humano busca, es la verdadera libertad. Muchas veces, el ser humano cree, que para ser verdaderamente libre, lo mejor que puede hacer es: Divorciarse de su conyugue, cambiar de trabajo, afanarse por tener más dinero, ser un personaje de fama, gozar de todos los placeres terrenales....
Pero, ¿de verdad crees que todo eso te dará la verdadera libertad? NO. Esa no es la verdadera libertad. Y si no lo crees, lee o escucha alguna de las biografías o entrevistas, hechas a esos “llamados personajes famosos”. Te aseguro que más del 90% de ellos, pagarían por sentirse verdaderamente libres. Pagarían por poder acostarse en la noche y no tener que usar fármacos. Pagarían por poder disfrutar de una sincera compañía, que realmente no los quisieran por lo que tienen, sino por lo que son. Pagarían por poder mostrarse todo lo natural que ellos son, en vez de mostrar esa “fachada de hombres y mujeres felices”, cuando realmente son esclavos de su propio trabajo o destino. Pagarían por… y tú puedes terminar la frase, porque quizás tú te encuentras en esa estación de la vida, donde realmente quieres “dar una apariencia de eterna felicidad”, pero realmente estás esclavizado/a en tu interior.
El Señor Jesucristo, creador del cielo y de la tierra, nos da el secreto de la verdadera libertad. Y no es otro que, conocer a Cristo como nuestro Señor y Salvador. Cuando le conocemos, amamos Su Palabra (La Santa Biblia), y le seguimos y servimos con todo nuestro corazón y alma, eso nos hará ser VERDADERAMENTE LIBRES. Y ya no tendremos que ir por el mundo dando una “apariencia de felicidad”, donde todo será pura fachada. Sino que podremos caminar por el mundo con la cabeza bien alta, sabiendo que Cristo nos ha hecho libres del pecado, miedo y temores que muchas veces inundan nuestras almas.
Benjamin Franklin dijo en una ocasión: “Donde mora la libertad, allí está mi patria”.
Si tu libertad mora en la persona y obra de Cristo, tu patria entonces, está en el cielo y en Cristo.
Que Dios te bendiga.
Bruno González
10 de enero del 2010
“Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso”.
Apocalipsis 1:8
Me gustan los acrósticos. Y hace algún tiempo leí uno que me pareció muy interesante, al cual le he añadido algunas letras que le faltaban. Se llama el abecedario del cristiano y dice lo siguiente:
Alaba a Dios en cada circunstancia de tu vida.
Busca la excelencia, no la perfección.
Cuenta tus bendiciones en vez de sumar tus penas.
Devuelve todo lo que tomes prestado.
Eleva oraciones cada día al trono de la Gracia
Fíate de Dios de todo corazón y no confíes en tu propia inteligencia.
Gózate con los que se gozan y llora con los que lloran.
Haz nuevos amigos pero aprecia los que ya tienes.
Invita a Cristo a ser tu Señor y salvador.
Jamás pierdas una oportunidad para expresar amor.
Kilos de bendiciones habrá para los justos.
Lee la Biblia y ora cada día.
Mantente alerta a las necesidades de tu prójimo.
No culpes a los demás de tus errores.
Ñ- Herencia del Señor son los niños.
Olvida las ofensas y perdona así como Dios te perdonó.
Promete todo lo que quieras, pero cumple todo lo que prometas.
Que se te conozca como una persona digna de confianza.
Reconoce que no eres infalible y discúlpate por tus errores.
Sé la persona más amable y entusiasta que conoces.
Trata a todos, como a ti te gustaría que te trataran.
Únete al ejército de los agradecidos.
Vístete de misericordia, humildad y paciencia.
W- El agua es más sana que el Whisky.
X- Examínate cada día.
Y no te olvides de perdonar a los demás, como Cristo te perdonó a ti.
Záfate de las garras seductoras de Satanás.
Espero que este acróstico pueda ser de bendición para tu vida, como lo ha sido para mi vida.
Que Dios te bendiga.
Bruno González
04 de enero del 2010
“Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Dios entre los árboles del huerto. Más Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú?”.
Génesis 3:8-9
Alguien dijo en una ocasión: “La astucia puede tener muchos vestidos, pero a la verdad le gusta ir desnuda”.
¿Quién no recuerda, jugar de pequeño al escondite? Donde uno contaba quizás hasta 10, 20 o 50 y el resto teníamos que escondernos....
Pues bien, estudiando la Biblia, podemos notar, que desde que Dios creo a nuestros primeros padres, (Adán y Eva). Dios que los había creado perfectos, en un mundo perfecto y para que pudieran disfrutar de toda la creación que Dios había preparado para ellos. El ser humano, por causa de su pecado, decidió “jugar al escondite con Dios”. Pero este juego, al que jugaron Adán y Eva, no tenía nada de inocente, comparado al que nosotros jugamos de pequeños.
En esta ocasión, Adán y Eva se estaban escondiendo de Dios, porque le habían desobedecido y habían comido del fruto del árbol, que el Señor les había mandado que no comieran. Y entonces, su comunión se había roto con el Señor. Y ahora, ellos se dan cuenta de que estaban desnudos y no querían que el Señor, viera sus vergüenzas.
¿Cuántas veces nosotros también hemos querido vivir escondiéndonos de Dios? ¿Cuántas veces, Dios nos llama y desea tener comunión íntima con nosotros, y nosotros decidimos escondernos?.
Sabéis ¿cuál es la primera pregunta que Dios le hace la hombre, después de crearlo y poner todas las cosas en sus manos? Pues ¡SÍ!, lo has adivinado, la primera pregunta la encontramos en Génesis 3:9, donde Dios le pregunta al ser humano: ¿Dónde estás tú?
Y esa misma pregunta que Dios le hizo hace tantos siglos atrás a nuestros primeros padres, hoy sigue siendo fresca y teniendo el mismo valor para nosotros. Dios en este día vuelve a preguntarte: ¿Dónde estás tú? ¿Cómo estás viviendo? ¿Qué lugar estoy ocupando Yo en tu vida?...
Pensemos por un momento, Dios al hacer esta pregunta al ser humano, no quiere decir que Él fuera ignorante de donde estamos nosotros. ¡No!. Al contrario, Dios sabía donde estaba el hombre, por eso el Señor, toma la iniciativa y va en busca del ser humano.
¡Que bueno es el Señor!, que aunque nosotros hayamos roto la comunión con Él. Él toma la iniciativa y viene a tu encuentro, para que tú puedas acercarte a Él.
Hoy es un buen día, para que pensemos, ¿dónde estamos con respecto a Dios?, y que si nos estamos escondiendo de Él, nos dejemos encontrar, para que nuestra relación con Él vuelva a ser perfecta.
Que Dios te bendiga.
Bruno González